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Actualizado: 26 de mayo de 2025


Finalmente, en esto, como en todo lo demás, se reconocía el gusto y la esplendidez de Rivera. Su aparición causó mágico efecto en el auditorio y fue saludado con una salva de aplausos. También a la intendenta se la aplaudió al salir.

Yo le contar en la fuente mientras daba agua a sus mulos, y haciéndose cruces, la indignación que le causó, cuando servía en Córdoba a una marquesa, el averiguar, estando él en la cocina, que llevaban a dicha señora un enorme lebrillo y dos grandes jarros de agua a su cuarto. "¿Qué harías le preguntó una chica si tu mujer emplease también un lebrillo por el estilo?"

Así que, antes de que el policía llevase consigo a Concha, se dirigió a él y, en francés chapurrado, le manifestó que aquella señora era su esposa y que le hiciese el favor de soltarla. Esto fue lo único que comprendió el círculo de curiosos que les rodeaba. La noticia causó sorpresa y no poca risa. El agente no se avino a ello sin llevarlos a ambos antes a las oficinas de la policía.

Ella se levantó de un salto y se echó para atrás: ¡No me toque usted! Yo sentí que mi inmenso amor chocaba contra un odio implacable. ¡Bueno! ¿La causo horror? la dije. ¡Y lo ama usted a él! Y aun cuando en realidad quisiera usted matarse, no lo haría, porque teme el juicio de su Dios. Yo quiero librarla a usted de esa pena!...

Un ruido el temblor causó tamaño, Que los cabellos todos erizaban: Negocio de contarse por estraño, Que las paredes se meneaban; Y sin que recibiesen algun daño, Temblando de tal suerte, al fin quedaban En su ser, aunque algunas se cayeron, Y

Fui a ver a esas señoras, y en cuanto se presentó mi hermosa prometida, sentí una impresión de luz como el que sale en pleno día de una cueva, o de un lugar de tinieblas. La pobre Elena, enfermiza e infeliz, me causó una especie de enternecimiento al que contribuyeron el aparato fúnebre y la decoración mística que rodeaban su juventud.

Un señorito del Caballista, hijo de un cosechero, gran amigo de la casa Dupont, se enamoró de Lola, pidiéndola en matrimonio apresuradamente, como si temiera que se le escapase. Doña Elvira y su hijo aceptaron la demanda: en el Círculo causó asombro el valor de aquel muchacho casándose con una de las hijas del marqués de San Dionisio. Este matrimonio fue para las dos hermanas una liberación.

Es verdad que un antiguo artesano que había vivido en Londres treinta años antes de los sucesos que narramos, afirmaba haber visto al médico, aunque con un nombre distinto, que no recordaba, en compañía del Doctor Forman, el famoso y viejo mágico implicado en el asunto del asesinato de Sir Tomás Overbury, que ocurrió por aquel entonces y causó lo que hoy se llama gran sensación.

Pronto se convenció de que era más difícil cambiar la vida de aquellas beatas que la de un pecador empedernido. Le causó gran desaliento: comenzó a fastidiarse de aquellas nonadas, de aquellas confidencias domésticas insulsas y necias con que las devotas sazonan sus confesiones.

Y como este pensamiento agobiase a Cervantes, y le turbase y le aniquilase, como si hubiese sentido sobre la justiciera y al par misericordiosa mano de Dios, vaciló, y con la mampara dio, y causó ruido; y a aquel ruido sucedió inmediatamente el ladrar de un perro dentro de la estancia, y el ladrar con toda la fuerza y la saña que su vejez le permitían, porque aquel perro era el triste compañero que a Margarita había seguido.

Palabra del Dia

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