Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de junio de 2025


Mi querido notario le dijo éste, arrastrándole hasta un rincón, el carnaval permite indudablemente muchas cosas; pero recordad quien sois, y cambiad de tono si os place. Pero, cheñor marquech... ¡Otra vez!... Ya veis que soy paciente, pero os ruego no abuséis. Excusaos ante la marquesa, leednos el contrato de boda, y buenas noches.

Los discursos son originales y chispean de la gruesa sal gala; luego viene el bautismo que consiste en recibir sobre la cabeza una poca de agua sacada de una enorme pila de goma y sufrir un simulacro de afeite. Pero en seguida la cubierta se convierte en la azotea de nuestros antiguos cantones de carnaval. El agua corre a torrentes, los golpes se suceden, la algazara llega a su colmo.

Así como en los países españoles y españolizados tenemos las corridas de toros como características, y en los italianos el carnaval, los suizos tienen sus fiestas nacionales ó locales en los nobles ejercicios del patriota, celoso siempre de defender como soldado el derecho que tiene como ciudadano.

Pero Gonzalo, no tanto por su cualidad de alcalde, como por sus puños terribles, inspiraba tal respeto, que al fin se resignaron a quedarse con la justísima paliza que a tres de sus colegas les habían administrado. Pasó el Carnaval sin gran animación.

La juventud, Margarita, los fueros de la Naturaleza que se imponen a toda concepción triste de la vida. No he querido ir en carnaval por eso, porque no sabía qué hacer. El primer baile de una viuda me parece mejor en semana santa; está más en carácter. La primera noche un par de vueltas nada más, muy discretas, como cediendo a un compromiso muy insistente y muy inevitable.

Su padre, en efecto, a quien había disgustado profundamente el año que perdía Nébel tras un amorío de carnaval, debía apuntar las íes con terrible vigor. A fines de Agosto, habló un día definitivamente a su hijo: Me han dicho que sigues tus visitas a lo de Arrizabalaga. ¿Es cierto? Porque no te dignas decirme una palabra.

Amén de estos recreos al pormenor, y los que no se puntualizan aquí, porque no hay para qué puntualizarlos, la sociedad tenía otros en común, como ciertas algaradas de estruendo, ora en el Hipódromo en los días de carreras, ora en la del Prado y de la Castellana, disfrazados los socios de canes lanudos, y amontonados y latiendo en sus perreras, en las tardes de Carnaval.

Las escenas siguientes trazan con los colores más bellos las fiestas del Carnaval en la orilla del mar de Barcelona. Don Juan, con su esposa, se halla en una quinta de un amigo, situada en la ribera, y se mezcla también con la muchedumbre, entregada á estas diversiones; allí los encuentra Don Alvaro, pero sin acercarse á ellos, porque aparentemente ha triunfado de su amor.

Aurelia, que tal vez por indicación de su tío y curador, o por propias sospechas, creía saber de dónde procedía aquel dinero, andaba melancólica, recelosa. No podía menos de mirar a su hermano con ojos donde se reflejaba la pena, la lástima y la indignación también. Así continuaran las cosas hasta Carnaval.

Y esta procesión de resignadas tristezas, este carnaval doloroso, venía de los jardines, reconfortado por la alegría matinal, sintiendo renovada su voluntad de vivir.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando