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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Y se precipitó por la escalera que conducía a la cala silbando un motete. ¡Pero exclamó el desgraciado Santiago, trémulo y aturdido , yo no he dicho que...!

De pronto, la llama, hizo un amplio agujero en uno de los costados del buque, el palo mayor se abatió sobre el mismo lado, el San Pablo dio una fuerte bandada, se inclinó sobre estribor, y el agua entró a borbotones en la cala.

Después, agarrándole fuertemente por los brazos, le arrastró hacia las chalupas. Ata a este hombre y llévale a bordo del junco dijo, dirigiéndose a Van-Horn . Lo tendremos prisionero hasta que acabe la pesca, y así le impediremos noticiar a su tribu que nos ha declarado la guerra. Lo ataré con quince metros de cuerda muy fuerte dijo el marinero . Veremos si es capaz de escaparse de la cala.

Kernok ya no estaba allí; se había precipitado en la cala, y miraba, con los ojos secos, los brazos cruzados, los puños convulsivamente apretados; porque, según la relación del grumete, la cabeza y una parte de la espalda de Melia, empotradas en el agujero producido por la bala, habían impedido al proyectil ir más lejos. ¡Pobre Melia! hasta la muerte había sido útil a su Kernok.

En Mayo pusieron preso en la Carcel de la Audiencia á don Silvestre de Guzmán, Diputado por la ciudad de las fiestas del Corpus, por un lance que tuvo con los Alguaciles de dicho tribunal. En Cabildo de 23 de Mayo propuso el Jurado Rodrigo Cataño que los moriscos se alisten y se haga cala y cata de sus armas y traigan una señal para ser conocidos.

Digo, pues, salvo vuestro buen parecer, señor maese Nicolás, que éste y Amadís de Gaula queden libres del fuego, y todos los demás, sin hacer más cala y cata, perezcan. -No, señor compadre -replicó el barbero-; que éste que aquí tengo es el afamado Don Belianís.

Y sin plegar casi el trapo, embestimos la playa, clavando la proa en la arena. ¡Señor, qué modo de trabajar! Aún me parece un sueño cuando lo recuerdo. Todo el pueblo se tiró sobre la barca, la tomó por asalto: los chicuelos se deslizaban como ratas en la cala. ¡Aprisa! ¡Aprisa! ¡Que vienen los del gobierno!

Dábale el abuelo otro beso, recomendándola de nuevo que no echara en olvido sus advertencias; y entonces cala ella en la cuenta de que, a pesar de lo sanas que eran, por un oído le entraban y por otro le salían.

Que en muestra de que sale con victoria La piel lleva, y la guarda por memoria. Otra costumbre tienen aun mas mala Aquestos Charruahaes, que en muriendo Algun pariente, hacen luego cala En propios, su carne dividiendo; Que de manos y pies se corta y tala El número de dedos, que perdiendo De propincuos parientes en su vida, El Charruaha por órden y medida.

Kernok hizo llamar a Melia, y la dijo: Querida amiga, probablemente se calentará el horno; vas a bajar inmediatamente a la cala, sin menearte más que lo haría un cañón sobre su afuste... ¡Ah! y a propósito, si notas que el brick hace algún movimiento y desciende, es que nos vamos a fondo. Ya me comprendes... y más bien espero eso que no ver a una marsopla fumar en pipa.

Palabra del Dia

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