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Actualizado: 29 de junio de 2025


Los más bulliciosos correligionarios le rodearon para hablar una vez más de la gran noticia que hacía una semana traía revuelto al partido. Iban a ser disueltas las Cortes; los diarios no hablaban de otra cosa. Dentro de dos o tres meses, antes de finalizar el año, nuevas elecciones, y con ellas el triunfo ruidoso y unánime de la candidatura de Rafael.

Aquella noche D. Alonso y Marcial siguieron conferenciando en los pocos ratos que la recelosa Doña Francisca los dejaba solos. Cuando ésta fue a la parroquia para asistir a la novena, según su piadosa costumbre, los dos marinos respiraron con libertad como escolares bulliciosos que pierden de vista al maestro.

El alegre volteo de la campana cede en esos cortos momentos sus bulliciosos ecos á las tristes, melancólicas y pausadas notas que se desprenden del bronce, yendo á mezclarse con el Ángelus que murmura la lengua y el recuerdo que despierta la mente.

En el andén de Villanueva, desde una hora antes de la salida del tren, se advierte inusitada animación. Los viajeros y los curiosos se saludan, se confunden, forman grupos, hablan y discuten sobre los sucesos de actualidad, y hay momentos en que todos, hasta los bulliciosos maleteros, parecen héroes.

A la gente popular de la primera hora sucedieron otros grupos menos bulliciosos y de mejor aspecto, que pasaban en automóviles propios ó en grandes vehículos de servicio público. Los establecimientos de enseñanza habían enviado á sus alumnos en formación militar para que visitasen la tierra de donde surgió la liberación femenil.

Hasay, entre las sombras de la noche, arrancaba triste y melancólica la humilde siempreviva, fiel emblema de la amargura. Cuando los blancos dedos de Lola recorrían el teclado, arrancaban bulliciosos allegros; cuando los de Hasay se posaban en el marfil, solo producían tiernos nocturnos. A la una la animaba el genio de Strauss, á la otra la tierna inspiración de Beethoven.

Como puede inferirse, la fuga de Soledad impresionó hondamente el corazón del guapo. Pero el exceso mismo del golpe trajo consigo el abatimiento: en pos de éste vino una resignación desesperada que le guardó de dar paso alguno para buscarla y atraérsela. Hizo de tripas corazón y procuró distraer su dolor con el trato de los amigos más bulliciosos.

Amaneció un día con el viento al Sur, casi en calma: el cielo, sonrosado con algunas nubes aturbonadas; la bahía, como un espejo; la mar, como un lago; la temperatura, á placer; el campo, verde y fragante; las flores, meciéndose sobre los tallos; los árboles, entreabriendo sus hinchadas yemas y asomando por ellas las tiernas esmaltadas hojas, que se estremecían y se desplegaban al sentir por primera vez el calor de los rayos del sol vivificante; la sonora voz de las campanas de todos los templos, llenando de armonías el espacio; y el movimiento y la circulación, interrumpidos por la solemnidad de los días anteriores, restableciéndose bulliciosos en todas las arterias de la población.

Los patios de nuestros teatros, tan bulliciosos, tan variados, tan bellos, no tienen en este notable edificio un lugar que se le parezca. En vez de butacas, hay banquillos mezquinos y espesos. Las señoras no tienen allí entrada; de modo, que no se alcanza á ver sino un grupo uniforme, silencioso, triste.

Y tal estado de su espíritu no cambió cuando la gran concurrencia apiñada salió de la sala, haciendo bulliciosos comentarios que la aturdían, y demostrando un contento que resplandecía por igual en todas las caras. Se encontró con amigas. Tuvo que mezclarse a sus conversaciones, responder a las preguntas y a las alusiones gentiles; algunas le daban bromas con Muñoz, otras con Julio.

Palabra del Dia

rigoleto

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