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Actualizado: 8 de junio de 2025


La secretaría, el despacho del presidente, la sala de ensayos de la orquesta, eran amplias y desnudas cuadras, con el pavimento de madera podrido y roto, y las paredes blanqueadas. La escalera estaba bien iluminada y adornada con macetas de flores, que atestiguaban el celo y el gusto de don Mateo. Gonzalo y Cecilia la subieron de bracero.

Hasta se le figuró que estaba un poco trémula. Vamos, chica, no te apures tanto porque tu tío nos haya visto de bracero... Después de todo, aunque se lo dijese a tu padre, no es ningún delito. Rosa negaba estar apurada, pero su silencio obstinado y la prisa por llegar a casa decían bien claro lo contrario. Al llegar a casa, se despidieron. Andrés la instó de nuevo para que desechase todo temor.

Las riquezas eran recientes; las habían visto formarse los mismos que sufrían su servidumbre. El bracero que en su país miraba con tradicional respeto á los que eran dueños de la tierra por el nacimiento y la herencia, se revolvía aquí con audacia revolucionaria contra el compañero enriquecido.

Por bajo que esté el valor del abacá, siempre puede ganar un bracero más de 30 cuartos. ¿Por qué, pues, esos 300 hombres no prefirieron esta mañana al amo que les da 30 ó más y al que solo les data 12? La contestación la tienes sobre el terreno. El obrero del Estado trabaja poco ó nada, el obrero del particular, por el contrario, trabaja mucho y duro.

Aún tardó algunos minutos en comenzar el desagüe de la cazuela, y el estrepitoso descenso por las escaleras abajo. Cogiéronse Amparo y Ana de bracero, y empujadas por todos lados arribaron al vestíbulo y de allí salieron a la calle, donde el frío cortante de la noche liquidó al punto el sudor en que estaban ensopadas sus frentes.

Al fin dejó de sonar el piano repentinamente. Las parejas, en virtud del impulso adquirido, dieron otros tres o cuatro saltos sin música, lo cual hizo sonreír a Marta. Antes de sentarse, las muchachas pasearon unos momentos por el salón de bracero con sus galanes, anudando alguna rota e interesante plática. El pianista recibía las gracias efusivas del pollastre del pelo por la frente.

Pero en las pródigas Encartaciones el hierro forma montañas enteras: la explotación es á cielo abierto; sólo se necesita hacer saltar la piedra, recogerla y trasladarla, cavar, romper como en la tierra del campo, y el bracero, empujado por el hambre, llegaba continuamente en grandes bandas á sustituir sin esfuerzo alguno á todo el que abandonaba su puesto protestando contra el abuso.

No corriendo el dinero, la plaza está mal, no se vende nada, y el bracero que tanto chillaba dando vivas a la Constitución, no tiene qué comer. Total, que yo digo siempre: «Lógica, liberales» y de aquí no me saca nadie. «Este hombre tiene mucho talento» pensaba Rubín, apoyando con movimientos de cabeza la aseveración de aquel sujeto.

Ambos se fueron, pues, de bracero a buscar a la amiguita y de allí a la calle del Amor de Dios, donde estaba la casa en que la representación iba a efectuarse. Era un edificio bajo, antiguo, bien conservado, de un solo piso, en el cual vivía únicamente su propietaria, una señora viuda con dos hijas solteras, un hijo y una nieta de catorce a quince años.

El conde tropezó a los pocos pasos con Fernanda Estrada-Rosa que venía de bracero con una amiga. Por lo visto no había querido bailar. Era la joven que hacía más viso en la ciudad por su belleza y elegancia y por su dote. Hija única de D. Juan Estrada-Rosa, el más rico banquero y negociante de la provincia.

Palabra del Dia

rigoleto

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