Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de mayo de 2025
El Jardin Botánico, muy felizmente situado en un área desigual de cuatro y media hectaras, al pié de un boulevard, tiene la ventaja de que todo el mundo puede admirar desde el camellon el conjunto gracioso de aquel templo de Flora.
He visitado á Victoriano Sardou en su casa del Boulevard Courcelles, casa magnífica y fastuosamente amueblada, que podría servir de escenario á un drama de gran espectáculo: tapices soberbios visten las paredes: la tonalidad obscura del mobiliario insinúa algo de la complexión soñadora y romántica de su sueño; todo allí es penumbra y quietud; de los levantados techos cuelgan complicadas arañas de bronce.
Hay mas faroles en las tiendas que en la calle: esto sucede en el mismo boulevard: tan luego como se cierran las tiendas y hoteles que tienen alumbrado, las calles de Paris se ofrecen un tanto oscuras porque de farol á farol hay una gran distancia, y la luz llega con mucha dificultad.
A la izquierda el boulevard, que por sí solo forma un majestuoso cuadro: á la derecha una dilatada y espaciosa plaza, y en frente lo que el pincel apénas puede reproducir.
Al pasar junto a la Regenta la miró cara a cara, distraído, pensando en su venganza; pero ella sintió aquellos ojos en los suyos como un contacto violento. ¡Eran los celucos! ¡Así miraban los celos! Era una belleza infernal, sin duda, la de aquellos ojos, ¡pero qué fuerte, qué humana! Dejaron ama y criada por fin el boulevard y entraron en la calle del Comercio.
Llegó al boulevard, estaba solitario: ya había terminado el paseo de los Obreros: subió por la calle del Comercio, por la plaza del Pan, y al llegar a la plaza Nueva miró a la Rinconada. En el caserón de los Ozores no vio más luz que la del portal.
Era Maugirón un amigo de la infancia, con el que no había para qué gastar cumplimientos, y Tragomer, seguro de una acogida entusiasta, se puso en camino á eso de las once y media y desde su casa, calle de Rembrandt, bajó á pie hasta el boulevard Malesherbes, donde, casi esquina á la plaza de la Magdalena, vivía Maugirón.
«No señor le decía al Obispo ; yo no comprendo que pueda ser cosa inocente e inofensiva que un sacerdote tropiece con los codos de todas las señoritas majas del pueblo...». El Obispo creía que las señoritas eran incapaces de tales tropezones. «Si fuesen aquellas empecatadas del boulevard, las chalequeras...». Pronto se olvidó la protesta del Rector del Seminario.
Que el servicio sea en vajilla de plata, ó en vajilla de zinc, poco importa: él estaba en el caso de anunciarse pomposamente, y dice que es de plata. En el boulevard Montmartre hay un letrero enorme; en que se brindan dientes por 5 francos cada uno, prévia una garantía de diez años. ¡Dónde estará el diente al cabo de diez años, y aquel á quién se puso, y el mismo que lo puso!
El coche se detuvo al fin en el Boulevard des Capucines, ante el vasto pórtico del Grand Hôtel. El nuevo lord Byron pagó con esplendidez al cochero y subió ligeramente las gradas, topándose en la misma puerta con un viejo alto, con grandes patillazas blancas, que se dirigía a la calle arrastrando los pies.
Palabra del Dia
Otros Mirando