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Actualizado: 4 de mayo de 2025


Los marinos de Salomón aguardaban mar afuera a que las bestias se alejasen en busca de comida, y entonces desembarcaban, y con gran prisa iban cargando las bolas de oro, para hacer al día siguiente la misma operación.

Quién, como don Benito, daba fuertes taconazos en el suelo mientras las bolas corrían; quién, como don Lorenzo, se inclinaba a un lado y a otro, se torcía y se retorcía como si de sus movimientos dependiese que la bola se inclinase a un sitio u otro; quién, por fin, como don Pancho, que era pequeño y gordo, casi cuadrado, se subía de un brinco al diván después de haber empujado la bola, para mejor ver los estragos que había hecho en los palos.

Ahora: recordando que la probabilidad de un hecho es la relacion del número de casos posibles, resulta que la probabilidad de salir por acaso las siete letras dispuestas de modo que formen la palabra español, es igual á 1/5040. Por manera que estaria en el mismo caso que el salir una bola negra de una urna donde hubiese 5039 bolas blancas.

¡Cuánto siento que no esté aquí el señor de Santorcaz! me dijo Marijuán, al ver pasar por delante de nosotros a aquellos hermosos soldados, medio muertos de fatiga y de vergüenza . ¿Te acuerdas de las grandes bolas que nos contaba cuando veníamos por la Mancha y nos refería las batallas ganadas por éstos contra todo el mundo?

El otro que les propone entrar con los actores por la otra puerta, es el joven médico U, que ha hecho muchas buenas curas; de él dicen tambien que promete... no está tan jorobado como Pelaez pero es más listo y más pillo todavía. Yo creo que á la misma Muerte le cuenta bolas y la marea. ¿Y ese señor moreno con bigotes como cerdas?

Con los zapatos llenos de polvo, llevando en las manos dos ramas de naranjo cargadas de bolas de oro que esparcían fresco perfume, pasó como un hombre satisfecho de la vida ante los revisores y dependientes de Consumos que vigilaban la puerta, y corrió a la calle de Gracia, metiéndose en la escalerilla con un arranque de audacia que a él mismo le causaba asombro.

Mientras se confrontaban los números del cartón con los de las bolas que se hallaban esparcidas encima de la mesa, tarea que duró buen rato, porque Paco se complacía en atormentar á la afortunada señora, los amantes no cruzaron la palabra. Cuando el jugador volvió á agitar la bolsa comenzó otra vez su arrullo suave. Te voy á pedir una cosa. ¿Qué es? ¿Me la concederás? Díme antes lo que es.

Sus armas, de que usan, son lanzas y bolas, en lo que son muy diestros, y tienen sus coletos y sombreros de cuero de toro, que con dificultad le entra la lanza, y esta ha de ser de punta de espada: algunos usan cota de malla, pues se contaron hasta nueve.

432 Nos quitaron los caballos a los muy pocos minutos; estaban irresolutos; ¡quién sabe qué pretendían! Por los ojos nos metían las lanzas aquellos brutos. 433 Y déle en su lengüeteo hacer gestos y cabriolas; uno desató las bolas y se nos vino enseguida; ya no créiamos con vida salvar ni por carambola.

Cuatro cabezas de marmol sobre las columnas que después se expresarán. Dos mascarones de marmol sobre las columnas que después se expresarán. Dos bolas grandes de marmol que después se expresarán. Una columna de jaspe verde de tres varas y cuarta de alto y cerca de media vara de diámetro con su basa y capitel de marmol.

Palabra del Dia

hociquea

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