Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de mayo de 2025


El corazón de Hipólito habría envidiado al nuestro pues si nosotros amábamos a alguna Aricia, no era más que en sueños, y así en los exámenes hubo tres bolas blancas, símbolos de nuestra inocencia, que recompensaron nuestra aplicación y que colmaron de alegría a nuestra familia.

Es muy curioso; los niños de ahora juegan lo mismo que los niños de antes; la gente de los pueblos que no se han visto nunca, juegan a las mismas cosas. Se habla mucho de los griegos y de los romanos, que vivieron hace dos mil años; pero los niños romanos jugaban a las bolas, lo mismo que nosotros, y las niñas griegas tenían muñecas con pelo de verdad, como las niñas de ahora.

Los indios se acostaban en la tierra, como los japoneses de los circos cuando van a jugar a las bolas o al barril; y en el palo, atravesado sobre las plantas de los pies, sostenían hasta cuatro hombres, que es más que lo de los moros, porque a los moros los sostiene el más fuerte de ellos sobre los hombros, pero no sobre la planta de los pies.

«Vaya, todo eso es cuento... ¿Piensas que me voy a creer esas bolas?... ¡Como no se acuerde él de ...!, ni falta. lo has de ver. ¡Ay qué chico! Da pena verle... loquito por ti... y arrepentido de la partida serrana que te jugó. Si la pudiera reparar, la repararía. Créetelo porque yo te lo digo. Lo mismo fue verla Mauricia que echarle los tiempos del modo más despótico.

Hay cuadros, pagados muy caro, que no han tenido más mérito que el nombre del coleccionador. Ustedes se burlan de los americanos, continuó Harvey, porque somos espíritus sencillos; nos consideran ustedes casi como salvajes, que bailan cuando se les enseñan unas cuantas bolas de cristal pintado. Hay algo de verdad en ese juicio, pero nuestra sencillez pasará.

23 Hizo asimismo un mar de fundición, de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; su altura era de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos. 24 Y cercaban aquel mar por debajo de su labio en derredor unas bolas como calabazas, diez en cada codo, que ceñían el mar alrededor en dos órdenes, las cuales habían sido fundidas cuando él fue fundido.

Don Pompeyo, más abandonado cada día, se colocaba taciturno, como Jeremías podría pararse en una plaza de Jerusalem, se colocaba, abierto de piernas, delante de la mesa pequeña, la de carambolas, y largo rato contemplaba a aquellos ilusos que pasaban las horas de la brevísima existencia, viendo chocar o no chocar tres bolas de marfil.

Lo conocía por ciertas publicaciones de viajes, cuyas láminas representaban tropeles de caballos en libertad, indios desnudos y emplumados, gauchos hirsutos volteando sobre sus cabezas lazos serpenteantes y correas con bolas.

He visto con no poca admiracion, que el que dirigió los actuales, los delineó por las reglas de arquitectura militar, dictadas por el famoso Vauban; con baluartes y sus flancos arreglados, circundándolos de estacada y foso, gastando en todo mucha plata y tiempo inútilmente. Nuestros enemigos en la frontera no han sido ni pueden ser sino indios de á caballo, armados de bolas y lanza.

595 Ansí jué, no aguardó más y me atropelló el salvaje; es preciso que se ataje quien con el indio pelee; el miedo de verse a pie aumentaba su coraje. 596 En la dentrada no más me largó un par de bolazos; uno me tocó en un brazo; si me da bien, me lo quiebra, pues las bolas son de piedra y vienen como balazo.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando