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Actualizado: 2 de junio de 2025


Por lo que á toca, Dios sabe cuánto deseo verla. ¡Animo, mis queridos y benévolos lectores! Hasta mañana. =Dia trigésimo tercero=. La enferma. Museo del Louvre. La Asuncion. Apoteosis de Rubens. Otra pintura de Murillo. Una respuesta. Noticia á mis lectoras. Curiosidades. ¡Virtud increible la de la sangre! ¡Cariño santo el de la familia!

Seamos pues pacientes, sufridos, tenaces en la esperanza, benévolos con nuestro tiempo y con la sociedad en que vivimos, persuadidos de que uno y otra no son tan malos como vulgarmente se cree y se dice, y de que no mejorarán por virtud de nuestras declamaciones, sino por inesperados impulsos que nazcan de su propio seno.

Si acudía á casa de sus amigos, temía no encontrarlos tan benévolos como la noche anterior. Además, eran pobres, tan pobres como él, y no podían darle agasajo. Era preciso ir. También se le ocurrió tomar el camino de su pueblo y volverse allá. Conocía un arriero en el parador, que le llevaría de fiado. Pero ¿y Clara? Estos eran sus pensamientos cuando acertó á pasar por la Fontana.

El segundo modo es relativo, en el cual se zayere y vitupera el murmurador ó se rinde gracias á los benévolos oyentes. El tercer modo es argumentativo, en el qual se declara la historia ó fábula que se representa, y este con razon en España es poco usado, por quitar mucho gusto á la Comedia, sabiendose antes que se represente el suceso de la historia.

Así es que uno de los espíritus de la montaña son magos formidables que abrasan la hierba de los pastos, matan el ganado, malefician á los caminantes, cuando otros, en cambio, son seres benévolos, cuyos favores conquista una jarra de leche vertida ó un sencillo conjuro. Al buen genio se dirige el pastor para que acreciente sus rebaños con chotos y corderos vigorosos y perfectos.

Durante el diálogo que he referido, sin responder de su exactitud, pues sólo me fundo en vagos recuerdos, una tos recia y perruna, resonando en la habitación inmediata, anunciaba que Marcial, el mareante viejo, oía desde muy cerca la ardiente declamación de mi ama, que le había citado bastantes veces con comentarios poco benévolos.

Cree entonces Garci-Fernández que el culpable ha huído con conocimiento del rey Ordoño, y lo provoca en consecuencia á singular combate; el Rey acepta el desafío, y cuando está próximo á verificarse, se presenta Lisuardo á pelear con el conde de Castilla y sustituir á su Soberano, impulsado por su pundonor; interviene Linda en esta coyuntura é impide el desafío, ofreciendo su mano á Garci-Fernández; éste, así como Ordoño, se muestran ya más benévolos respecto á Lisuardo, á causa de su acción caballeresca, terminando la fábula con la resolución de Doña Sol de enlazarse con aquél, que, según dice, ha sido arrastrado á cometer un delito por el exceso de su amor.

Algunas semanas después, la enfermedad de D.ª Carmen se agravó extremadamente. Ya no cabía duda a los médicos de que su fin estaba muy próximo. La postración era absoluta. No le quedaba en el rostro más que la piel y sus grandes ojos tristes y benévolos que se fijaban con extraña intensidad en cuantos se acercaban a ella, cual si tratase de leer en las fisonomías el terrible secreto de su muerte.

Merced á los benévolos consejos de los señores Cuvier, Brongniart, Cordier, Isidoro Geoffroy Saint-Hilaire, y del célebre viagero baron de Humboldt, me fué dado entrever cual seria el circulo de mis investigaciones.

Sacó D. Nemesio una maquinita con espíritu de vino y se puso a hacer chocolate, que tomamos con increíble apetito y alegría. Pasaron volando cuatro o cinco estaciones más. Llegamos a Andújar. ¡Hola, señores! ¿Cómo se va? dijo una voz, y al mismo tiempo asomó por la ventanilla el rostro cetrino del catalán, esta vez risueño y desencogido, mirándonos con ojos benévolos.

Palabra del Dia

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