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Actualizado: 18 de octubre de 2025


No hablemos de eso una palabra, porque no me conviene serviros de ese modo... temo á la condesa más que á una daga huída, y por nada del mundo me atrevería á ponerme en su desgracia. Pero otros medios hay, don Francisco, y en dejándoos yo en poder de quien me paga, os serviré de balde. ¿Y de qué modo? Haciendo que la condesa os suelte.

Pero la galería no fué practicada á una profundidad suficiente, y aunque una zona considerable de la cuenca quedó libre, bajando mucho el nivel de las aguas, jamas se pudo aprovechar parte ninguna del lecho. El lago quedó diminuto y deteriorado, se gastó en balde trabajo y dinero, y la agricultura nada ganó.

Hasta la paciencia con que D. Valentín la sufría era odiosa á Doña Blanca, cual si implicase bajeza, gana de no incomodarse por no molestarse, desdén ó menosprecio. En balde procuraba Doña Blanca formar mejor opinión de su marido, á fin de respetarle, como reflexivamente conocía que era su deber: Doña Blanca no lo lograba.

Luego recordaba su rostro y toda su gentil figura, que no había dejado de examinar cuando le tuvo delante de ella. Y por virtud de este recuerdo vino a nacer en su alma la más singular alucinación, la más curiosa y rara fantasía que puede soñarse. En balde procuraba apartar de su mente aquel ensueño peligroso.

No en balde se afirmaba que Vetusta se distinguía por su acendrado patriotismo, su religiosidad y su afición a los juegos prohibidos. La religiosidad y el patriotismo se explicaban por la historia; la afición al juego por lo mucho que llovía en Vetusta. ¿Qué habían de hacer los socios, si no se podía pasear?

Ojeda logró establecerse firmemente a lo largo de la costa, luchando constantemente con los indígenas. Pero fué en balde su esfuerzo de conquistar el reino chibcha, situado en la meseta.

¡Buena la habéis hecho! dijo la señora María bajándose de una silla, á la que se había encaramado para fregar una vidriera, y viniendo hacia el cocinero mayor con un estropajo en la mano : ¡buena la habéis hecho, señor Francisco! ¿Pero qué he hecho yo? exclamó asustado el cocinero, porque le constaba que la señora María no hablaba nunca en balde.

« Otra vez dijo fué a Idiazabal, donde había un partido de pelota, y llegó tarde a la posada, cuando ya todos estaban sentados. El amo le dijo: No hay sitio para ti, Fernando, ni probablemente tampoco habrá comida. ¡Bah! replicó él . ¡Si me diérais de balde lo que sobre! Pues nada, todo lo que sobre para ti. Se paseó Fernando por el comedor.

Todas esas gentes parecen contentas con su suerte. A popa, delante del camarote, había un gran balde lleno de agua llovida, donde la tripulación calmaba la sed, y recuerdo que, apurado el último buche, cada uno de esos pobres diablos sacudía su escudilla con un ¡ah! de satisfacción, una expresión de bienestar tan cómica como enternecedora.

Aunque en la noche obscura, en el tortuoso y áspero camino y en la larga y cansada peregrinación, busquemos en balde reposo en las ruinas del templo, y pidamos inútilmente consolación y fe a los monjes difuntos, todavía una fe más radical y más íntima persiste en el ápice de la mente, surge del abismo del alma y no nos abandona. Todavía nos asiste Dios, nos guía y nos conforta.

Palabra del Dia

reclinándose

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