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Actualizado: 8 de mayo de 2025
En el sobre más abultado encontrará usted una autorización en regla para que pueda cobrar sin dificultades lo que me debe el gobierno, así como las sumas que tengo depositadas en los Bancos. A un hombre hábil como lo es usted, le será fácil enterarse, después de examinar estos papeles, del estado de mis negocios y del medio mejor de liquidarlos.
Las gentes formales estaban indignadas con el mequetrefe; y las familias de sus colaboradores engañados, pensaban llevar el asunto a los tribunales de justicia. También se hablaba de tomar alguna medida gubernativamente, por haberse repartido el periódico, sin la debida autorización oficial.
Algunos días después, Mariano era el que llevaba noticias del hijo de D. José. «Ayer dijo estuvo D. Melchor hablando más de dos horas con Juan Bou. Ha inventado una rifa para los pobres. Está unido con otros señores, y de consiguiente, tiene autorización del Gobierno, como es debido. ¡Recontrapuño, qué negocito! Juan Bou hace los billetes y le dan parte. Si estoy enterado, hombre.
Mártires Fausto, Januario y Marcial, hoy S. Pedro, que como queda referido sirvió de basílica catedral desde que los cristianos, vendiendo á los muzlemitas la parte que de la catedral primitiva retenian segun las estipulaciones de la conquista, reedificaron con autorizacion del amir Abde-r-rahman I aquel templo para erigirlo en catedral.
Ese mismo superior decreto dispone en su art. 22 que para ejercer los chinos el comercio necesitan expresa autorización del Gobierno, exigiéndoseles pagos adelantados por las licencias, como asimismo por invernadas para reparos en la Alcaicería donde necesariamente debían pernoctar.
Las Hijas de la Salve, previa autorización eclesiástica, habían hecho dos fundaciones que eran como ramas de un mismo y santo árbol: la primera un colegio establecido en el convento, y la segunda una asociación devota, calcada en la organización de ciertas cofradías, pero con perfección suma.
Para el caso de que muriese este amigo de mi padre antes de la muerte de la Condesa, tuvo autorización dicho amigo de confiar a su hijo el secreto y de transmitirle la comisión. Dicho amigo se llamaba D. Diego Pimentel. Su hijo es mi marido D. Jaime. Muchos años hacía que él sabía que yo podía ser poderosa, pero no le bastó conocer la posibilidad. Necesitó de la certidumbre para enamorarse de mí.
Se oyeron pasos, la puerta se abrió y el vigilante dijo. Entre usted. Aquí está el extranjero que tiene autorización para verle. Tragomer se volvió. Quería que Jacobo no pudiera reconocerle al entrar. No sabía si el vigilante les dejaría solos y temía que un grito, un ademán, una palabra, redujesen á la nada toda su combinación. El vigilante se acercó á él: Milord, aquí está el personaje.
El individuo contra el Estado; 2 pesetas. Traducida con autorización del autor Profesor de Psicología. 1880, 8.º, 3,50 pesetas. Este libro, una de las mejores producciones del eminente psicólogo Ribot, expone con claridad y precisión admirables el movimiento de la Psicología científica en Alemania, desde principios de este siglo, en que se hizo el primer ensayo, hasta nuestros días.
¡Pero señor! dijo Montiño deteniéndose de nuevo ¿de quién es hijo este muchacho? Y siguió leyendo: «Figúrate, Francisco, que eres sacerdote, y que cuando lees esta carta, estás escuchando en confesión á un moribundo; porque yo voy á traspasar á ti, y con autorización suya, la confesión que me hizo nuestro hermano Jerónimo hace veinticuatro años.»
Palabra del Dia
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