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Actualizado: 17 de junio de 2025
Sus chistes no tendían a herir a las personas, sino a alegrar el concurso y obligarle a admirar lo fácil, lo vivo y lo sutil de su ingenio. Todo lo más que se autorizaba era apoderarse de las ridiculeces de algún amigo ausente y formar sobre ellas una frase graciosa; pero nunca o casi nunca a costa de la honra. Estas cualidades le habían hecho el ídolo de las tertulias.
Pero desde entonces tenían los amos un espantajo para levantarlo como bandera, La Mano Negra, y no intentaban los pobres de la campiña el más leve movimiento hacia su bienestar, que no surgiese el fantasma lúgubre goteando sangre. Todo lo autorizaba el tétrico recuerdo. Por la más leve falta se apaleaba a un hombre en el campo; el gañán era un ser sospechoso contra el cual todo era lícito.
Hoy son lo que arriba se ha dicho, sin ánimo, por supuesto, de ofenderlas. Después de pertenecer al marqués de Dávalos y a otros tres personajes, sin perjuicio de los devaneos furtivos que se autorizaba, vino al poder del duque de Requena, o éste al poder de ella, que es lo más exacto.
Y se endiosaba, y tardaba un buen rato en bajar, entreteniéndose en arreglar cosas que no estaban revueltas, o poniéndose de pechos en la ventana, muy risueña y campechanota, alardeando de una confianza que Julián, cada día más reservado, no autorizaba en modo alguno.
El 8 de Abril de este año el Congreso de Colombia se reunia otra vez, y el 4 de Julio autorizaba al Libertador para que pasase á llevar sus auxilios al Perú, acto el mas notable de aquella legislatura. Ya conocemos la entrevista que luego tuvieron el llamado dictador de aquel pais y el ilustre caraqueño.
Una de las veces, al tiempo que lo hacían, se aproximó a la dama Pepe Castro, disfrazado de caballero de la corte de Carlos I. ¿Qué es eso? le dijo al oído . ¿No te has cansado aún de tu bambino? Cuando se encontraban solos. Pepe se autorizaba el tutearla y Clementina lo admitía. Yo no me canso de lo bueno repuso ella sonriendo. Muchas gracias replicó él irónicamente.
Al contrario, D. Narciso se placía extremadamente en ello, gozaba campando solo en el gallinero. Dirigía la conciencia de la mayoría de ellas y se autorizaba el reprenderlas fuera del confesonario, a veces ásperamente. Casi todas recibían sus correcciones con sumisión, hasta con placer, y si alguna se rebelaba momentáneamente, era para demandar perdón enseguida.
Además, como estuvo toda su vida bajo el poder y la vigilancia de su madre, no pensaba que hubiera más vida, y estaba tan acostumbrada a sus filípicas que, cuando no eran extraordinarias, las escuchaba como un ruido enfadoso, y se autorizaba una que otra vez, si el temporal no era muy recio, ciertas salidas graciosas, aunque atrevidas.
En sus relaciones exteriores con la familia Belinchón, esto es, cuando se encontraba con ella en público, observaba una conducta delicada y afectuosa, como personas a quienes debía muchas atenciones. Con Venturita no se autorizaba tantas familiaridades, pero no dejaba de hablarla en el teatro o en el paseo de un modo cariñoso.
Reinaba la alegría, a juzgar por las sonoras carcajadas que se oían a cada instante y las bromitas que se cambiaban en voz alta. De los más jaraneros y divertidos era mi amigo Villa, que por la confianza que tenía en la casa se autorizaba ciertas libertades, como pellizcar a las muchachas y hacerse abanicar por ellas.
Palabra del Dia
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