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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Y se lanzó á ser enfermera, admirando el uniforme blanco con su capa azul y su alba toca: algo sencillo y nuevo que sentaba perfectamente á su belleza. Su afán por lucir esta última moda le hacía abandonar muchas veces á los enfermos, paseando en automóvil por el Bosque de Bolonia la blanca túnica con cruces rojas en las mangas y en el pecho.
Iban hacia el Sur en automóvil, en coche de caballos, en carretas de hortelano, á pie. Esta fuga la contempló Argensola con serenidad. El era de los que se quedaban. Había admirado á muchos hombres porque presenciaron el sitio de París en 1870.
También hablaba de familiares de la Inquisición, recordando a los curas gordos y morenos que salían de la iglesia, en busca del casero chocolate, luego de decir su misa. Se lamentaba un joven belga, al que muchos llamaban «barón», de las calles en cuesta y de los coches. ¡Ni un solo automóvil!... Las mujeres, asomadas a las ventanas como odaliscas.
Descendieron del automóvil en una planicie limitada por dos cuerpos de edificio que formaban ángulo. Era el patio de honor, la plaza de armas del futuro castillo. En los otros dos lados, unos muros que sólo se elevaban un metro sobre el suelo indicaban la traza de lo que podría ser este patio algún día, si la suerte dejaba de mostrarse adusta con el propietario.
La soledad le desorientaba... Y el automóvil fué avanzando con lentitud, sin más norte que los grupos de sepulturas, siguiendo la carretera central, lisa y blanca, metiéndose por los caminos transversales: zanjas tortuosas, barrizales de relejes profundos, en los que daba grandes saltos que hacían chillar sus muelles.
Veas si te lo traes repitió Blanes . Dile que su madre va á morirse de pena... ¡Tú puedes hacer mucho! Pero todo lo que pudo hacer el capitán Ferragut fué conseguir un permiso y un automóvil viejo para visitar el campamento de los legionarios. La llanura árida en torno de Salónica estaba cruzada por numerosos caminos.
Luego, dos personas abandonaron una mesa, corriendo hacia el automóvil, que se detuvo instantáneamente. Eran Nélida y su hermano. Sonrió ella a Fernando, como si nada hubiese ocurrido entre los dos, acariciándole con sus ojos. El hermano experimentó una rápida simpatía por Ojeda a verle en automóvil, y sonrió igualmente, alabando el buen aspecto del vehículo.
Y sonreía con patriótico orgullo ante la destrucción, repitiendo: Es obra de los nuestros. ¿Qué le parece cómo trabaja el 75?... ¿Qué dice usted de esto?... A pesar de la fatiga del viaje, don Marcelo durmió mal, agitado por el pensamiento de que su hijo estaba á corta distancia. Una hora después del amanecer salieron del pueblo en automóvil, guiados por otro oficial.
Un automóvil le llevó con sus acompañantes á la prisión de San Lázaro, á través de París silencioso y lóbrego. Sólo unos cuantos reverberos encapuchados cortaban con su luz macilenta la obscuridad de las calles. En la prisión se reunió con otros funcionarios de policía y muchos jefes y oficiales que representaban á la justicia militar.
Poseía muchos. ¿Qué caudillo mejicano carece de automóvil?... Los más de ellos hasta tienen un coche-salón para viajar por las vías férreas. ¡Lo que puede importarles media docena de automóviles, cuando, al principio de la revolución, sólo necesitaban entrar, pistola en mano, en un garage para llevarse lo mejor de él!...
Palabra del Dia
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