Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de mayo de 2025


Respiraron con delicia al verse sentados en un automóvil descubierto, con sus pequeñas maletas entre los pies, corriendo velozmente a lo largo de los muelles. A un lado, la ciudad; al otro, la interminable fila de depósitos, cortada por callejones, al extremo de los cuales se veían cascos de buque, chimeneas, arboladuras, pabellones ondeantes de todos los países.

El automóvil era para las señoras. Pepita apreciábalo en mucho porque era un motivo de envidia para las amigas; doña Cristina consideraba como un homenaje á la Fe, el llegar en él á las puertas de la iglesia de los jesuítas. Era el dernier cri de la devoción; daba á entender, según ella, que el progreso no está reñido con el dogma.

Estaban conmigo Luis Bello, Eugenio Xammar, Wenceslao Fernández Flórez, Gregorio Martínez Sierra y Anselmo Miguel Nieto, cuando un automóvil me atropelló en la calle del Conde del Asalto. El automóvil llevaba una velocidad justa para atropellar a los transeúntes, pero que, con arreglo a las Ordenanzas municipales, resultaba excesiva.

Huyó sudoroso de este invernáculo, y otra vez le llevó el automóvil a la Avenida como si diese por agotadas las novedades de la ciudad. El chófer hablaba de los hermosos alrededores, se ofrecía para llevarle a Tijuca, ponderando la maravillosa frondosidad de sus bosques. En la terraza de un café se agitó una sombrilla con movimientos de saludo.

Hay quien lo da a cambio de una comida, de un paseo en automóvil o de un cigarro puro. Hay quien vota por amistad, y hay algo mucho peor aún: hay quien vota por convicciones políticas. Y así se explica el que se presenten candidatos hombres que no tienen donde caerse muertos. Yo creo que se debiera constituir una liga de electores imponiendo una tarifa mínima para los votos.

Necesitaba no quedarme á la zaga de los periodistas del país, que me vencían muchas veces en la invención de estupendas mentiras. Pero noto que se impacientan ustedes. ¡Calma! Ahora que llegamos de veras al automóvil del general. Algunos de los allegados á Castillejo se mostraban terribles en sus ofrecimientos.

Los periodistas de la capital iban detrás de él pidiéndole interviús, y hasta lo adulaban, hablando con entusiasmo de varios libros profesionales que llevaba publicados y nadie había leído. Personas que le miraban siempre con menosprecio hacían detener en la calle su automóvil universitario en figura de lechuza.

Perfectamente exclamó la abuela, queremos ante todo principios religiosos... Tiene actualmente 40.000 pesos de capital y gana un año con otro de cuatro a cinco mil pesos. Soberbio exclamó la abuela encantada. ¡Oh! querido amigo, qué agradecimiento... Tiene un automóvil, caballos, coches... ¡Dios mío! qué hermosa vida puedes hacer... Veamos, responde algo, Magdalena. Estoy escuchando y espero...

Otra vez pensó el viejo en su propia suerte. ¿Adonde le llevaba este teniente á través de tantas visiones de horror?... Llegaron á las afueras del pueblo, donde los dragones habían establecido su barricada. Las carretas estaban aún allí, pero á un lado del camino. Bajaron del automóvil. Vió un grupo de oficiales vestidos de gris, con el casco enfundado, iguales en todo á los otros.

Desde una hora antes, la calle de Alcalá era a modo de un río de carruajes entre dos orillas de apretados peatones que marchaban hacia el exterior de la ciudad. Todos los vehículos, antiguos y modernos, figuraban en esa emigración pasajera, revuelta y ruidosa: desde la antigua diligencia, salida a luz como un anacronismo, hasta el automóvil.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando