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Actualizado: 8 de octubre de 2025
Si le hubieran dicho antes de dejar París que iba a estar ausente siete u ocho meses, ¿comería tan buenas codornices? Cuando esté curada o le ocurra otra cosa, usted vendrá a París y entonces trataremos de buscarle una clientela, porque estoy segura de que sus enfermos, a excepción de mí, no le reconocerán.
El jóven Caleliyan estaba entonces ausente; pero teniendo noticia de lo que habia pasado, se volvió en ocasion que los españoles se iban retirando; y viendo á su padre, parientes y amigos degollados, resolvió vengarse prontamente, á cuyo fin llevando como unos 300 hombres, se hechó sobre la villa de Lujan, mató gran número de españoles, tomó algunos cautivos, y robó algunos millares de ganado.
Miraba en torno suyo, extraviada, como ausente; parecía no comprender ni ver. ¿De quién era esta arma? la preguntó el magistrado. Suya. ¿Podía alguien tomarla? ¿Dónde la tenía? Encerrada, escondida. ¿Ve usted dijo otra vez el juez, volviéndose hacia el joven que nada confirma sus acusaciones? ¿Insiste usted en ellas?
De toda la familia del marido, Aresti era el único que lograba despertar en ella cierta simpatía. Además, Sánchez Morueta siempre estaba ausente; sólo le veía por la noche, y aunque la escuchaba con los ojos puestos en ella, su pensamiento estaba lejos, muy lejos.
La vida parece ausente de esas tinieblas, pero existe, no obstante; repugnantes hongos, alimentados por la podredumbre, crecen en los rincones; infinidad de ratas se ocultan en sus agujeros. Los únicos seres humanos que se aventuran por tan tristes lugares son albañaleros, encargados de restablecer la corriente separando los amontonamientos de barro.
Sin duda ha estado usted enfermo, porque hace quince días que no sabemos de usted. Dispénseme usted, señorita, pero no he estado enfermo. ¡Ah! exclamó Clementina con severidad amenazadora. Entonces habrá usted estado ausente. No, señorita; he estado en Montretout.... ¿Tan cerca?, dijo expresando una áspera ironía. Entonces, ¿qué le ha impedido á usted venir?
Adivinar, por el aspecto de vuestra nariz, que un auvernés ausente y perdido en la baraúnda de un París, se halla entregado a la crápula, es remontarse desde el efecto a la causa por caminos que la audacia del hombre no había intentado aún. En cuanto al tratamiento de vuestra enfermedad, se halla indicado por las circunstancias. La dieta aplicada a Romagné es el único remedio que puede curaros.
Así pasó algún tiempo, hasta que una mañana, después de haber leído en alta voz cierto periódico que contenía una lista de compañía lírica que la víspera había salido a provincias y en la que figuraba Mariquilla como partiquina, resolvió sacudir el yugo. No podría verla, pues estaba ausente, pero averiguaría su paradero, la escribiría, y acaso le contestara diciéndole la fecha de su regreso.
-Porque doy al celoso, al desdeñado, al olvidado y al ausente las que les convienen, que les vendrán más justas que pecadoras.
Sí, está aquí repuso frunciendo ligeramente el ceño. Parece que no puede seguir ausente de Estrelsau por mucho tiempo observé sonriéndome. Más vale así, y me alegro de verlo aquí. Cuanto más cerca mejor. La Princesa me dirigió una rápida mirada y preguntó: ¿Qué quieres decir, primo? ¿Que así podrás?... Ver mejor lo que hace, eso es. Y tú, ¿por qué te alegras de ello? No he dicho tal cosa.
Palabra del Dia
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