United States or Taiwan ? Vote for the TOP Country of the Week !


»Sábado día de San Ignacio de Loyola, y último del mes de Julio, habiendo estado Velázquez toda la mañana asistiendo a su Magestad, se sintió fatigado con algún ardor, de suerte que le obligó a irse por el pasadizo a su casa.

La transformación a que estamos asistiendo no deberá pues entenderse en ningún sentido ni en ningún caso como motivo de exclusión de los textos literarios en la enseñanza; pero habrá seguramente que escoger entre la literatura de esos países la que más se adapte a las nuevas necesidades.

Yo estaba temiendo un conflicto. Pero no lo hubo. Aquella misma noche se mudó el catalán de la casa. Aunque no tan asiduamente como antes, continuaba asistiendo a la tertulia de las de Anguita, cuidando, por supuesto, de salir antes de las once. Joaquinita seguía persiguiéndome con sus cuartos de hora de conversación zalamera, empalagosa.

Por lo visto, todavía se encuentra usted asistiendo a la primera representación de la comedia. Yo estoy en la segunda, y puedo decir anticipadamente lo que ha de suceder. De todos modos, D. Álvaro, me duele en el alma esta indignidad que con usted se ha cometido sin merecerla.

Dos purohitas o brahmanes que oficiaban asistiendo a Narada, pusieron en la mano derecha de Morsamor algunos hilos de azafrán, enlazados por larga cinta a otros hilos de azafrán que pusieron en la mano izquierda de Urbási. Narada asió después la diestra de Morsamor y la unió a la diestra de Urbási.

Lo demás es polvo que el viento disipa. Elena al Padre Jalavieux. Estoy asistiendo a una bonita novela que espero terminará por una boda entre Luciana Grevillois y el señor Lautrec. Es visible lo que se gustan mutuamente y no me ocurre qué podría impedirles casarse. Luciana no tiene fortuna, pero creo que él tiene bastante para dos.

Pues volviendo a mis asuntos, digo que comenzó a germinar en mi mente una idea, y fue la de acometer de nuevo la vía del capellán del colegio para llegar hasta mi adorada Gloria. El genio astuto de la raza galaica, que late en el fondo de mi ser lírico, me suministró una traza apropiada al caso. Yo tengo en Madrid un tío carnal, hermano de mi madre, que es alto empleado en el Ministerio de Gracia y Justicia desde hace años. Goza allí de gran consideración, y ha repartido en su vida no pocas canonjías y hasta ha influido poderosamente en la elección de algún obispo. A este le escribí rogándole me enviase una tarjeta de recomendación para algún dignatario de la catedral. Mientras llegaba la respuesta, seguí asistiendo a la tertulia de las de Anguita. Y, cierto, no lo pasaba mal. A los tres o cuatro días, según me había anunciado Villa, era íntimo de la casa. Pepita me llamaba chinchoso y mal gallego a cada instante; Ramoncita me trataba con la misma gravedad campechana que a los amigos antiguos, y Joaquinita celebraba conmigo numerosas conferencias de quince minutos cada una.

Hiciéronse las instrucciones, asistiendo á ellas con otros Capitanes Ramon Montaner, uno de los escritores de mayor crédito, que intervino siempre en los consejos y ejecuciones más graves de esta expedicion.

Las hijas, casadas, se habían ido con sus respectivos consortes. Los hijos, militares, andaban por los campamentos, o de guarnición, o asistiendo y sirviendo en distintas residencias imperiales y regias.

El Estudiantón le escuchaba fascinado, sin sacar nada en limpio, pero con la esperanza cierta de llegar a dominar algún día el tecnicismo de aquel moderno filósofo de portal, o estoico, como él decía, sin saber que en Grecia tanto valía estoico como filósofo de portal. Escobar continuó asistiendo al portal de Belarmino y tomaba notas de lo que oía.