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Actualizado: 28 de mayo de 2025
La doctora reía, pero á continuación de mis burlas aseguraba lo mismo: «Te estás enamorando de ese hombre; ese don José te interesa. ¡Cuidado, Carmen!» Y lo raro era que no le pareciese mal mi enamoramiento, siendo enemiga de toda pasión que no sirve directamente á nuestros trabajos... Decía verdad: estaba enamorada. Lo reconocí la mañana en que tuve el deseo imperioso de ir al Acuario.
Un americano se había ido con un millón; un inglés había ganado diez mil libras esterlinas con cinco luises prestados... Así continuaba relatando los prodigios vistos en el Casino. ¿Y aún había quien aseguraba que todos, absolutamente todos los jugadores acaban fatalmente por perder?...
Así se aseguraba Doña Blanca de que su hija, renunciando al mundo, renunciaría á los bienes de D. Valentín y no podría transmitirlos á nadie. Pero Doña Blanca no quería matar á su hija. Atormentábase previamente con el remordimiento de que fuera al claustro desesperada y herida de muerte.
Aseguraba estar muy agradecida a Maximiliano por lo bien que se había portado con ella, y de aquella gratitud saldría, con el trato, el querer. Según Rubín, el orden natural de las cosas en el mundo espiritual establece que el amor nazca del agradecimiento, aunque también nace de otros padres.
Hablábamos del mundo al cual iba Luz a salir de pronto y por primera vez, y casi aseguraba yo que esta salida no era muy de su gusto, o, cuando menos, que no la necesitaba... Y, entre paréntesis, quiero que valga este ejemplo, que es el que hallo más a mano, por otros cien que pudieran citarse para pintar el modo de ser de la hija de la marquesa de Montálvez en la ocasión de que se trata.
Contemplando las fúnebres alegorías, y leyendo los letreros de las lápidas, que tanto inquietaron mis años infantiles, ví de nuevo mil incidentes de mi niñez y escuché, una vez más, la voz de personas queridas, entre ellas Angustias, quien me aseguraba dogmáticamente que mis muertos jugaban al ajedrez todas las noches....
Me alegraré de tratar a usted, mas para ello quiero que sea usted menos presumido y más comedido, y que se haga presentar como la buena sociedad exige y de modo que no choque.» Inesita sostenía que con los ojos era imposible enjaretar tan larga perorata. Doña Beatriz, por el contrario, aseguraba que con los ojos se decía todo sin dificultad alguna.
Y aun se decía más: se decía que nuestro personaje había contraído en Inglaterra un vicio, no tan raro en aquel país como lo es en cualquier otro fuera de las islas. Al menos el vizconde de Aymaret, juez competente en estas materias, aseguraba a su mujer que ese diablo de Pierrepont trajo de por allá una afición un tanto desmedida al Jerez y al brandy.
Sencillamente, con toda libertad, sin ambigüedades, habló del pasado, concretando los intereses de nuestra futura amistad, no para imponer condiciones, sino para convencerse de que los vínculos de ella serían más estrechos y mezclando el nombre de su prometido, que, aseguraba, no sólo no desunía nada sino que consolidaba relaciones que otro enlace acaso hubiese podido romper.
Sin faltar a un solo ensayo, y yendo también al teatro todas las noches de función en que podía robar algunas horas a sus quehaceres domésticos, llegó Bonifacio a intimar con las partes, como él decía, de tal manera, que los amigos de la tertulia de Cascos llegaron a suponerle en relaciones amorosas con la Gorgheggi. Yo les digo a ustedes que la obsequia aseguraba el relator.
Palabra del Dia
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