Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de julio de 2025


Tomó cierta gravedad, después de la lectura del anterior período, el semblante del cocinero del rey; que el hombre, aun estando solo, toma el color que le dan los sucesos y las circunstancias. «Hace diez años, me dijo Jerónimo arrodillado delante de , por una disputa impertinente maté al capitán de la compañía de que era alférez.

Para Cristeta una actriz era una mujer que nunca deja de tener a sus pies un hombre arrodillado, y en su camarín un mueble lleno de doblas con que pagar albricias por los mensajes de amor. Ignoraba que muchas veces la que en las tablas hace de princesa es en su casa criada de misma.

¿Quién podría describir las torturas de un alma en tales circunstancias? El canto de los sacerdotes; el espectáculo de la fosa recién abierta; el rumor de la tierra que cae sobre el ataúd, producen emociones que llenan de horror el ánimo más esforzado. El señor de Avrigny asistió al sepelio, arrodillado y con la frente inclinada.

Empero, dixo Zadig.... Miéntras él decia EMPERO, ya dirigia el ángel su raudo vuelo á la décima esfera. Zadig veneró arrodillado la Providencia, y se sometió. De lo alto de los ciclos le gritó el ángel: Encaminate á Babilonia. Las adivinanzas. Fuera de Zadig, como uno que ha visto caer junto á un rayo, caminaba desatentado.

En tanto, los cofrades habían sacado un tapiz negro, que habían extendido en el crucero, y sobre él habían puesto a la difunta, y a las esquinas del tapiz cuatro candeleros deslustrados, con unos trozos desiguales de amarillo cirio; y a un lado se había arrodillado la mujer, y junto a ella habíase echado el perro con el hocico entre las patas, y entrádose habían los hermanos de la Caridad en la sacristía.

Cervantes, que haciendo un último esfuerzo se había levantado a echar también a los incómodos visitantes, cayó entonces sobre Alonso Quijano el Bueno... Y mientras Sancho, arrodillado, le cubría las manos de lágrimas, rindió su alma a Dios en los brazos de don Quijote.

Iba a pasar suntuosa procesión; era el cardenal Bibbiena, que se trasladaba a la iglesia donde debía celebrar. »Véale, véale me dijeron, mostrándome su dedo adornado magníficamente de oro y pedrería. »Fijé mi vista sobre el santo ministro que echaba su bendición al pueblo arrodillado ante él. »¡Teobaldo! exclamé.

Los fogonazos se sucedían sin interrupción; un segundo contrabandista cayó, y se oían ya las voces de mando de los aduaneros. El espanto del fraile había llegado al límite; se arrastró hasta la orilla del mar, y allí, arrodillado en el agua, gritó al gitano con el acento del más profundo terror. ¡Sálvame, sálvame! ¡Y el fraile lloraba!

»Cuando volví en , cuando principié a recordar mis ideas, estaba acostada; me encontraba en un gran aposento apenas iluminado, y a la débil luz de una lámpara distinguí dos hombres: uno de ellos, de pie, levantaba mi cabeza y procuraba hacerme beber un líquido que no sabía lo que era; el otro estaba arrodillado al pie de mi cama y oraba.

¡Ivona, Ivona, cuida de tu alma, en lugar de derramar la sangre de tu hijo! dijo el desollador que estaba arrodillado y parecía absorto en una profunda meditación . ¿No oyes, pues?... Oigo el ruido de las olas que golpean esa roca, y el silbido del viento.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando