Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de junio de 2025
Así es que Bartolomé Leonardo de Argensola dice que los moros lo llamaron ALFAJERIA y no ALJAFERÍA como ahora; de cuya rectificacion, hecha por un hombre tan instruido en nuestras antigüedades, se deriva otro comprobante de quien es el verdadero autor de este alcázar.
Sonreía modestamente, sin prestarse á mayores revelaciones. Al día siguiente de la llegada de Julio Desnoyers estaba Argensola, por la mañana, hablando con Tchernoff en el rellano de la escalera de servicio, cuando sonó el timbre de la puerta del estudio que comunicaba con la escalera principal. Una gran contrariedad.
Cuando se comparan entre sí á los demás coetáneos, como á George Peele, John Lily y Thomás Kid por una parte, y á Argensola, Artieda y Cervantes por otra, no es dado descubrir unidad alguna en sus esfuerzos, ni un sistema propio dramático, de acuerdo en su fondo y en su forma, con las exigencias del arte.
Ahora era Argensola el que despedía á su compañero cuando deseaba verse solo. «Creo que la yanqui va á venir», decía con indiferencia. Y el grande hombre huía, valiéndose muchas veces de la escalera de servicio. En esta época empezó á desarrollarse el suceso más importante de su existencia. La familia Desnoyers iba á unirse con la del senador Lacour.
Una mañana, doña Luisa, en vez de entrar en la iglesia de la plaza Víctor Hugo, siguió adelante hasta la rue de la Pompe, halagada por la idea de ver el estudio. Le pareció que con esto iba á ponerse en contacto con su hijo. Era un placer nuevo, más intenso que contemplar su fotografía ó leer su última carta. Esperaba encontrar á Argensola, el amigo de los buenos consejos.
Yo espero á ver qué hacen los Garibaldi dijo Argensola modestamente . Tal vez me vaya con ellos. Este nombre glorioso le hacía tolerable la servidumbre guerrera. Pero luego vacilaba: tendría de todos modos que obedecer á alguien en este cuerpo de voluntarios, y él era rebelde á una obediencia que no fuese precedida de largas discusiones... ¿Qué hacer?
Este no sabía con certeza si el nuevo compañero era un amigo, un maestro ó un sirviente. Otra duda sufrían los visitantes. Los aficionados á las letras hablaban de Argensola como de un pintor; los pintores sólo le reconocían superioridad como literato. Nunca pudo recordar exactamente dónde le había visto la primera vez.
Su religión ama la sangre y mantiene las castas; su verdadero culto es el de Odín, sólo que ahora el dios de la matanza ha cambiado de nombre, y se llama el Estado. Se detuvo un instante Tchernoff, tal vez para apreciar mejor la extrañeza de sus acompañantes, y dijo luego con simplicidad: Yo soy cristiano. Argensola, que conocía las ideas y la historia del ruso, hizo un movimiento de asombro.
Lo decía con tal humildad, con un deseo tan vehemente de ver admitido el ruego, que el hijo no osaba repeler su acompañamiento. Para callejear con Argensola tenía que escurrirse por la escalera de servicio y valerse de otras astucias de colegial.
Lo que no contaba Argensola era que su excursión nocturna á lo largo de este cuerpo de ejército la había hecho acompañado de la amable persona que estaba dentro y dos amigas más, grupo entusiasta y generoso que repartía flores y besos á los soldados bronceados, riendo del asombro con que les mostraban sus blancos dientes.
Palabra del Dia
Otros Mirando