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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Gran esfuerzo costó á Roger separarse de aquellos dos buenos amigos, sobre todo inclinado como estaba á la vida de viajes y aventuras que tanto le atraía, no por los alicientes que en ella pudieran hallar hombres como el arquero y su recluta, sino por el vasto campo que ofrecía á su vivo deseo de aprender, de ver el mundo y de aprovechar prácticamente los variados conocimientos, oficios y artes adquiridos en el convento de Belmonte.
Allí pasó la niñez y llegó a la adolescencia Fermín, a quien su madre había deseado hacer clérigo. «Pastor y vaquero ha de ser, como su abuelo y como su padre», gritaba el licenciado cada vez que la madre hablaba de mandar al niño a aprender latín con el cura de Matalerejo. El comercio de ganado no fue mejor que el de vino.
Si en la mano lo tuviese, hubiera hecho intervenir en el asunto a la autoridad civil. Pero no siéndome posible, me decidí a buscar a Paca. ¿Dónde? Yo, que había estudiado matemáticas, historia de España, patología interna y tantas otras cosas inútiles, ¡no sabía dónde vivía Paca! Renegué cien veces de mi imperdonable abandono, de mi descuido para aprender cosa de tan reconocida necesidad.
A Sebastián Bach le fue casi tan difícil como a Haendel aprender la primera música, porque su hermano mayor, el organista Cristóbal, tenía celos de él, y le escondió el libro donde estaban las mejores piezas de los maestros del clavicordio.
Sin embargo agregó Dolly llegando a un punto que había resuelto tocar de antemano , tenéis que criarla como los hijos de las gentes bautizadas, llevarla a la iglesia y hacerle aprender el catecismo. Mi pequeño Aarón puede repetirlo perfectamente; os reza el credo y lo demás así como los mandamientos, lo mismo que si fuera un niño del coro.
410 Pero voy en mi camino y nada me ladiará; he de decir la verdá; de naides soy adulón; aqui no hay imitación; esta es pura realidá. 411 Y el que me quiera enmendar mucho tiene que saber; tiene mucho que aprender el que me sepa escuchar; tiene mucho que rumiar el que me quiera entender.
Mi primo Currito volvió a embromarme sobre mi manera de cabalgar y sobre la mansedumbre de mi mula: me llamó teólogo, y me dijo que sobre aquella mula parecía que iba yo repartiendo bendiciones. Esta vez, ya con el firme propósito de hacerme jinete, contesté a las bromas con desenfado picante. Me callé, con todo, el compromiso contraído de aprender la equitación.
Pues en Madrid las sociedades secretas están todavía en la infancia añadió Santorcaz . En Francia las hay a miles, y todo el mundo se inscribe en ellas. Pues si voy a Madrid dijo con énfasis el mayorazguito , lo primero que haré será meterme en una de esas sociedades, donde sin duda se han de aprender muy buenas cosas. ¿No es verdad, D. Luis?
No se crea por lo dicho, que juzgue conveniente emancipar á la juventud de la enseñanza de los elementos; muy al contrario, opino que quien ha de aprender una ciencia, por grandes que sean las fuerzas de que se sienta dotado, es preciso se sujete á esta mortificacion que es como el noviciado de las letras.
Esa costumbre de echar a la suerte es obscuro, pero la niña no ha sido enciada; hay designios, sí, hay designios a nuestro respecto. Este diálogo tuvo lugar en tiempo de los primeros años de Eppie cuando Silas tenía que separarse de ella dos horas por día para que fuera a aprender a leer con la maestra de escuela.
Palabra del Dia
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