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Actualizado: 15 de junio de 2025
Opulento, y por tanto no faltándole amigos, disfrutando salud, siendo buen mozo, prudente y moderado, con pecho ingenuo, y elevado ánimo, creyó que podia aspirar á ser feliz. Estaba apalabrado su matrimonio con Semira, que por su hermosura, su dote, y su cuna, era el mejor casamiento de Babilonia. Profesábale Zadig un sincero y virtuoso cariño, y Semira le amaba con pasion. Rayaba ya el venturoso dia que á enlazarlos iba, quando paseándose ámbos amantes fuera de las puertas de Babilonia, baxo unas palmas que daban sombra á las riberas del Eufrates, viéron acercarse unos hombres armados con alfanges y flechas. Eran estos unos sayones del mancebo Orcan, sobrino de un ministro, y en calidad de tal los aduladores de su tio le habian persuadido á que podia hacer quanto se le antojase. Ninguna de las prendas y virtudes de Zadig poseía; pero creído que se le aventajaba mucho, estaba desesperado por no ser el preferido. Estos zelos, meros hijos de su vanidad, le hiciéron creer que estaba enamorado de Semira, y quiso robarla. Habíanla cogido los robadores, y con el arrebato de su violencia la habian herido, vertiendo la sangre de una persona que con su presencia los tigres del monte Imao habria amansado. Traspasaba Semira el cielo con sus lamentos, gritando: ¡Querido esposo, que me llevan de aquel á quien adoro! No la movia el peligro en que se veía, que solo en su caro Zadig pensaba. Defendíala este con todo el denuedo del amor y la valentía, y con ayuda de solos dos esclavos ahuyentó á los robadores, y se traxo á Semira ensangrentada y desmayada, que al abrir los ojos conoció
Vamos, Doctrinillo, dámela. Ya sabes que tengo apalabrado á Perico Tinieblas, el del Portillo de Gilimón, que es hombre pintado para estas cosas. Y lo que es en la Plaza de la Cebada, no hay chalán que no sea capaz de comerse al Gobierno á una orden mía. No: las cosas han da ir en regla. No puedo pagar sino á su tiempo: tengo esa orden.
Admirado quedó Andrés de la resolución de la Carducha, y con la presteza que ella pedía le respondió: Señora doncella, yo estoy apalabrado para casarme, y los gitanos no nos casamos sino con gitanas: guárdela Dios por la merced que me quería hacer, de quien yo no soy digno.
Está apalabrado con una heredera millonaria, y lo curioso es que este Ayax de treinta años, que devora cuatro libras de carne en beef-steake y se bebe tres botellas de jerez de una sentada, hace creer a la novia que viaja por necesitarlo su salud. El otro maulo como dice mi tío, es un francés: el barón de Maude. ¡Barón! dijo el general con socarronería . ¡Sí!, ¡barón como Gran Turco!
La hay tan fina, señora, que parece talmente merluza. Bueno, pues que me manden un buen solomillo y chuletas riñonadas. Ya sabes; no vayas a descolgarte con las agujas cortas del otro día. Conmigo no se juega. Descuide usted... ¿Tiene la señora convidados mañana? Sí; y de pescados ¿qué hay? He apalabrado el salmón por si viene mañana... Lo que tenemos hoy es peste de langosta.
Palabra del Dia
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