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Actualizado: 18 de mayo de 2025


Es inagotable el repertorio de anecdotas de que está llena la memoria de los pueblos con respecto a Quiroga; sus dichos, sus expedientes, tienen un sello de originalidad que le daban ciertos visos orientales, cierta tintura de sabiduría salomónica en el concepto de la plebe. ¿Qué diferencia hay, en efecto, entre aquel famoso expediente de mandar partir en dos el niño disputado, a fin de descubrir la verdadera madre, y este otro para encontrar un ladrón?

Es inaudito el número de mujeres desgraciadas en ese género de establecimientos de corrupción, y de expertas en la infamia que especulan con la dirección de esas casas, que son la ignominia de las sociedades europeas. Contáronme cosas qué me aterraron, y anécdotas respecto de personas de la alta sociedad que, al ser ciertas, darían una idea muy triste de la moralidad gaditana.

No podemos repetir aquí algunas de las conocidas anécdotas que muestran la rapidez increíble con que escribía Lope de Vega. No debe ser muy exagerado lo que dice en el Arte nuevo de haber escrito comedias en veinticuatro horas. Pero aunque otro dato no tuviéramos, el propio número, que parece fábula, de las obras de Lope, nos haría ver la facilidad pasmosa de su poder creador.

Lo irreparable de la condenacion del inocente, lo repugnante y horroroso del suplicio, aun cuando lo sufra el verdadero culpable, la inutilidad de tal castigo para extirpar ni disminuir el crímen, todo está pintado con vivos colores, con pinceladas magníficas; todo realzado con descripciones patéticas, con anécdotas que hacen estremecer.

Alcanzó su punto culminante cuando el señor Kimble contó lo que había visto y oído en la época en que estudiaba medicina en los hospitales de Londres, treinta años atrás, no omitiendo las anécdotas notables concernientes a su profesión, que había recogido entonces.

En el trayecto del Rin de que voy hablando todo es interesante de algun modo: la estructura de las localidades es generalmente caprichosa y manifiesta mucha originalidad; cada uno de los 20 ó 25 castillos, intactos ó en escombros, que decoran las orillas, guarda las mas interesantes tradiciones de la Alemania rineana en su mayor parte, y las anécdotas y leyendas abundan en las descripciones de los anticuarios.

Pero ahora se restregaba los ojos, al fin. ¿Qué significaba aquel aspecto caviloso con que el señor Molina se paseaba, desde hacía dos horas, por las habitaciones de la casa, sin hablar con nadie y hasta esquivando francamente toda conversación? ¿Por qué no relataba, con su flema de costumbre, anécdotas históricas?

Recordó algunas anécdotas que demostraban el carácter bullicioso y alegre de mi esposa, dejando escapar al mismo tiempo una risita protectora y compasiva, por donde, sin duda, quería dar a entender que nunca la había juzgado con suficiente seso y virtud para aquella vida de perfección. Mi mujer quiso ver a sus antiguas compañeras: la hermana San Onofre, la hermana María del Socorro y otras.

Escuchaba riendo las chanzonetas pesadas y groseras de Tomás; bromeaba con Ángela, dejando deslizar siempre que podía alguna lisonja, que en el campo, como en la ciudad, producen admirables efectos; contaba anécdotas picantes a Rafael, y le proveía de tabaco; hablaba del tiempo y las labores al criado, una especie de animal tardo y perezoso como el buey y con la testa casi tan dura.

Se han inventado anécdotas acerca de mi frialdad y de mi indiferencia. Una vez, un juramentado de Filipinas vino a , con el yatagán levantado, a cortarme la cabeza; yo le miré y bostecé de fastidio.

Palabra del Dia

atormentada

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