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Estas rústicas semicenas, dignas de ser celebradas por don Francisco Gregorio de Salas en su famoso Observatorio, deleitaban más a don Paco que hubieran podido deleitarle las antiguas cenas de Trimalción o de Apicio y las modernas de la Maison Dorée o del Café Inglés en París, pareciéndole mejor aquellos groseros alimentos que la ambrosía que comen las deidades del Olimpo, ya que Juanita, comiéndolos, les comunicaba cierta celestial u olímpica naturaleza.

Lope de Vega le ensalzó dos veces, en sendas epístolas de La Filomena, con otras diversas Rimas, Prosas y Versos : «Aquí de Valdivielso el santo empleo, De Luis Vélez, florido y elocuente, La lira que ya fué del dulce Orfeo.» «...Y el famoso Luis Vélez, que tenía En éxtasis las Musas, que a sus labios Iban por dulce néctar y ambrosía

Parece una diosa por el ritmo y la nobleza de su andar entonado y por el olor de ambrosia con que satura en torno el ambiente. ¿Le digo que aguarde? EUMORFO. ¡Venerando maestro! La galantería exige que recibas luego a esa dama. Yo aguardaré en otro cuarto. PROCLO. Bien está. PROCLO. ¡Deslumbrante aparición! ¿Quién eres? ¿Eres mortal o diosa? PROCLO. ¡Asclepigenia de mi corazón! ¡Cuán bella estás!

Ha impreso en Manila dos colecciones de poesías: Aromas de ensueño y Cadencias . Villaespesa es su poeta preferido: luego Darío, Núñez de Arce, Chocano y Vargas Vila. Artífice inmortal de la Poesía, incomparable y mágico rimero que tienes en las venas fuego ibero y en el pecho panales de ambrosía.

Olía el salón aquel punto peor que una caballeriza; pues de esencia de ella, de aguardiente, de tabaco de hoja común y de otras no más suaves ni voluptuosas, se componía el ambiente que allí se mascaba; pero de ámbar y ambrosía le pareció a don Simón, juzgándose ya electo con el esfuerzo de aquellos auxiliares, todos famosos en el país por sus gloriosas campañas electorales.

Y Caragòl, presintiendo en esto un elogio, contestaba gravemente: «Así es, mi capitánTòni y los otros oficiales masticaban con la cabeza baja, interrumpiéndose únicamente para lamentar que el viejo se hubiese quedado corto al medir la ambrosía. El aceite era para él tan precioso como el arroz.

Privada Lucía de gustar de la negra infusión, y no ignorante de los tragos que de ella se echaba su padre al cuerpo todos los días, dio en concebir que el tal brebaje era el mismo néctar, la propia ambrosía de los dioses, y sucedíale a veces decir a Rosarito o a Carmela: Deja, que en casándome, yo tomaré café. ¡Pues no!

En tanto llega el día En que, unido el valor a la hidalguía, Surje en la excelsa cumbre La cálida ambrosía Que, a la ignición de misteriosa lumbre, La planta vitaliza Y el amor de las musas fecundiza.

Como yo me negase á tomar cierto confite del que se hacían grandes elogios, levantóse de improviso con una cucharilla en la mano; se acercó á ; me hizo con un gesto encantador abrir la boca y me introdujo allá la cuchara cargada de dulce. Dudo que la ambrosía tuviese mejor gusto. Agosto 3. Agosto 5. Ayer me llamó el conde aparte con aparato de misterio. Confieso que le seguí más muerto que vivo.

Ante tanto lujo y tanta flor se imagina uno que ninfas de ropaje ligero y amorcillos con alas irisadas iban á servir néctar y ambrosía á huéspedes aéreos, al son de liras y eolias arpas. Sin embargo, la mesa para los grandes dioses no estaba allí, estaba servida allá en medio de la ancha azotea, en un elegantísimo kiosko, construido espresamente para el acto.