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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Y me digo: «¡Mejor! ¡Mejor! ¡Que se apene! ¡Que padezca! ¡Eso será señal de que me quiere y piensa en mi!» Perdóname. El amor es egoísta. Deseamos la dicha de la persona amada, y, sin embargo, nos complace que padezca y llore como nosotros. ¿Verdad que estás triste, y que hasta tienes ganas de llorar, porque no estoy allí, a tu lado, y no me ves, ni oyes mi voz?
Luego, por la tradición árabe quizá, la mujer casada vive casi siempre retirada. No se concibe que frecuente con toda libertad, como en las grandes capitales, los saraos, los teatros y paseos. El orgullo de la esposa es ser amada por su marido. Si éste es una mijita calavera, se me figura que le quiere más.
-A la mano de Dios -replicó don Quijote-. Pues así es, quiero, señor caballero, que sepades que yo voy encantado en esta jaula, por envidia y fraude de malos encantadores; que la virtud más es perseguida de los malos que amada de los buenos.
Urbási, nobilísima doncella, huérfana de padre y madre, es venerada por mí como una deidad y amada como el más tierno de los padres puede amar a la mejor de sus hijas en quien se mira como en un espejo y en quien contempla el limpio dechado de todas las excelencias y perfecciones.
Tan pronto ideaba obstáculos insuperables para unirse con su amada, ya fuese la oposición violenta de D. Marcelino el cual, dicho sea entre paréntesis, no pensaba en semejante cosa, ó algún funesto misterio que se interponía entre ambos, como se complacía en llamarla su prometida y su esposa y en que saliera á paseo con su madre D.ª Rosario ó viniese á comer á su propia casa.
Su tío de usted, el señor don Elías continuó la mujer mística, observo que trata á su sobrino con demasiado rigor. Y otros también dijo Lázaro, volviendo el rostro. ¿Y cómo quieren que sea buena una persona que no es amada? dijo con admirable misticismo la dama.
Un soldado se ofrece de los nuestros A combatir cerrado en estacada, Con qualquiera esforzado de los vuestros Por acabar contienda tan pesada, Y si los hados fueren tan siniestros, Que el uno quede sin la vida amada, Si fuere el nuestro, darse ha la tierra, Si el tuyo fuere, acabese la guerra: Y por seguridad deste concierto, Daremos á tu gusto los rehenes.
Yo soy el pescador, amiga mia, Tú eres la reina, que si acaso un dia Pidieses á mi ardor Una joya de adorno á tu belleza, Como esclavo, en el mar de mi cabeza Fuera á buscar la perla del amor. Si fuese rey, te diera mi corona, Y mi imperio desde una á la otra zona, Del mar undoso las flotantes quillas, Mis vasallos postrados de rodillas, Por obtener de tí, mujer amada, Tan solo una mirada!
Una vez, en una reunión, estuve á punto de sorprenderlas en el cuarto de mi amada. Tenían un modo especial de darse citas, aun en mi presencia, sin que pareciese que se hablaban. Lea, como por juego, cogía á Juana en sus brazos y se ponían á bailar desenfrenadamente, hasta que faltas de aliento, casi asfixiadas, caían en un sofá, donde permanecían juntas como en una especie de letargo.
¿Creerás, querida, que aún no conozco a tu marido? dijo la señorita de Chalvin , ¡y tengo una curiosidad! ¡Glotona! replicó Marianita , pues bien, relámete... va a venir... lo estoy esperando... ¡Dicen que es seductor, amada mía! ¡Seductor!... ¡aun me parece poco!...
Palabra del Dia
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