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Actualizado: 15 de julio de 2025


Ahora, don Diego, dígame si le amo, porque usted tiene más experiencia que yo y no se puede equivocar. Yo no soy más que una pobre ignorante, pero usted debe recordar si es así como le amaban en París. Esta confesión ingenua descendía como un rocío matinal sobre el corazón de don Diego.

Eran, por sus distintas facultades y por el grado en que las poseían, la personificación de las tres potencias más enérgicas y eficaces de la vida: el valor, que nada teme; el trabajo, que de todo triunfa, y el ingenio, que allana cuanto intenta. Al enterarse, cada uno de ellos de que también amaban los otros a Fortuna, faltó poco para que vinieran todos a las manos.

Amaban la religión, porque éste era un timbre de su nobleza, pero no eran muy devotas; en su corazón el culto principal era el de la clase, y si hubieran sido incompatibles la Visita a la Corte de María y la tertulia de Vegallana, María Santísima, en su inmensa bondad, hubiera perdonado, pero ellas hubieran asistido a la tertulia.

Se amaban desde niños, pero con un amor extraño, incomprensible y preñado de incidentes.

«Oh, Mesía era más noble, luchaba sin visera, mostrando el pecho, anunciando el golpe.... No había abusado de su amistad con don Víctor, no había insistido. ¡Pero los dos la amaban!». La tristeza de Ana encontraba en este pensamiento un consuelo dulce sino intenso. «Ella no podría ser de ninguno; del Magistral no podía ni quería.... Le debía eterna gratitud... pero otra cosa... sería un absurdo repugnante.

Si de la humildad de plantas y bestias pasamos a lo más excelso que cabe en el pensamiento, vemos que las religiones que amamantaron a la humanidad en el culto de lo divino, están saturadas de amor. Los dioses amaban como hombres; por eso inspiraron fe; las diosas se dejaban abrazar como mujeres; por eso fueron tan amables y dignas de adoración.

Cuantos más dolores pasa el mártir, tanto más ama la palma del martirio. Luisa y su amante se habian enamorado con un doble afecto: se habian enamorado de sus personas y de su infortunio; se amaban por lo que se amaban y por lo que sufrian; por lo que sentian y por lo que lloraban; es decir, se amaban como amantes y como héroes.

Contra lo que nosotros esperábamos, transcurrió bastante tiempo antes que pudiéramos conseguir que Blair consintiese en que su hija volviera al colegio, porque, en verdad, tanto el padre como la hija se amaban entrañablemente y estaban muy apegados.

De sus remordimientos por no haber hecho bastante por tu causa y de su deseo de reparar su falta. Pero ¿qué intentáis? Escucha. En el momento de la sentencia protestaste de tu inocencia con toda la energía de que eres capaz. Nadie te creyó. Los que más te amaban, pensaron que habías obrado en un momento de locura, pero con gran dolor suyo, tuvieron que privarse de defenderte.

Sin más introducción allá van los cuentos. Mucho tiempo ha vivían dos jóvenes esposos en lugar muy apartado y rústico. Tenían una hija y ambos la amaban de todo corazón. No diré los nombres de marido y mujer, que ya cayeron en olvido, pero diré que el sitio en que vivían se llamaba Matsuyama, en la provincia de Echigo.

Palabra del Dia

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