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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Porque en cualquier punto donde concibamos colocado un cuerpo, concebimos tambien que se puede mover: describiendo toda clase de líneas; tomando variedad de direcciones, y alejándose indefinidamente del lugar en que se hallaba. Luego á esa capacidad, á esas dimensiones, no les imaginamos límite alguno. Luego el espacio se nos presenta como indefinido.

La nota, que repercutía sobre misma, enredándose y desenredándose, como un hilo sonoro, se perdía subiendo y se desvanecía alejándose para volver descendiendo con timbre grave. Parecía emitida por un avecilla, que se remontara primero al Cielo, y que después cantara en nuestro propio oído.

Alejándose cada vez más del comercio de la gente que le rodeaba, principió á asistir con la imaginación á las escenas descritas con más arte que vigor por su favorito Feuillet, y á representárselas con tal verdad, que ni un solo pormenor les faltaba.

Durante un segundo la joven sostiene esa mirada; después baja los párpados y dice, un poco turbada: ¿Dónde estará Martín? En el molino, seguramente. ¡Ah! en el molino; confirma ella en seguida. Y añade alejándose prestamente: Voy a buscarlo. Maquinalmente casi, el militar sigue con los ojos la figura de la muchacha que atraviesa el patio con paso leve.

No... está... en... su... cuarto... ¡Voy a hablarlo! Mande ensillar, primero. ¡Qué se van a ir a esta hora y con «esta» calor! ya vuelvo... miren qué trabajo agregó alejándose. ¿Dónde está don Melchor, Ramona? Yo no . ...Hum... conque... no... ... ¿eh? ¡Oh!... Y si no ... ¿qué quiere que le haga?... Andará por ahí... ¿Por dónde?... ¡diga... le digo! ¿Y no le digo que no ...? Búsquelo.

Y le volvió la espalda, alejándose por el corredor que conducía a los camarotes de preferencia, erguida y majestuosa. Desconcertado por esta escena que nadie había visto, sintió Ojeda un deseo de huir, como si fuese a estallar en torno de él una explosión de carcajadas.

Es que me da mucho miedo de estar sola, y me parece que entran ladrones, asesinos y qué yo... Ninguna noche conciliaba el sueño antes de que diera las doce el reloj de la Casa-Panadería. Oía claramente algunas campanadas; después el sonido se apagaba alejándose, como si se balanceara en la atmósfera, para volver luego y estrellarse en los cristales de la ventana.

Aunque aquel paso era áspero y difícil, lo atravesaron en pocos minutos y bajaron a la llanura. La obscuridad era tan completa, que no podían distinguir los grupos de caníbales, aunque oían muy bien su salvaje clamoreo, alejándose hacia el Este, en dirección de la colina y el bosque. No están a más de una milla de aquí dijo el Capitán, después de escuchar con atención un rato.

No, señor; ni al lucero del alba que viniese con una torta en la mano. Pues por eso digo, que en cambio de mi voluntad que le he dado, me da Vd. un desprecio. Yo no desprecio á Vd. ¡Pero no me quiere dar oídos! Si no es hoy, mañana será; ó he de poder poco. Señor, exclamó azorada y ofendida Varmen. ¡Á carrera larga nadie escapa!, repuso el guarda, cogiendo su escopeta y alejándose.

¿Otra cosa, caballeros? volvió a preguntar el mozo poniéndose la servilleta bajo el brazo y apoyándose con ambas manos en la orilla de la mesa. Una tortilla de yerbas... ¿qué les parece? dijo Melchor. Por , no. Entonces, ¿quemada, con azúcar? Por , no insistió Lorenzo, agregando: Para , café. Y para también. Bueno; mozo, tráiganos café. ¡Conforme! repuso el mozo, alejándose.

Palabra del Dia

hociquea

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