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Actualizado: 10 de junio de 2025
Lo dicho hasta aquí contra el falso teatro libre no impide que desee yo, como el que más, que tengamos en Madrid un teatro modelo, con cuantas condiciones y requisitos sean convenientes para representar bien toda clase de dramas. Antes de explicar de qué suerte me alegraría yo de que se fundase este teatro, voy á hacer algunas declaraciones.
La Feliciana se alegraría de hablar con el señor Polo, que la había visto nacer. Transcurrió algún tiempo, sin que nuevos encuentros viniesen a recordar a los dos amantes el grave trastorno que habían causado con su fuga en la vivienda del cazador. Isidro carecía de trabajo; pero aún duraba en las prudentes manos de Feli una parte del dinero del marqués de Jiménez.
María Teresa pensó que Juan se alegraría de la prueba de amistad que le daba saliendo a su encuentro. Vería, pues, su semblante leal iluminarse con la sonrisa dulce y feliz que tenía siempre cuando la veía. Después de haber cortado algunas flores en el jardín que rodeaba la casa, se sentó ante la balaustrada de la terraza, puso el ramo a su lado y esperó.
Todo esto, Marcos, es seguro; pero nosotros somos hombres y cumpliremos nuestro deber: aquí moriremos. Hubo un instante de silencio; Marcos Divès frunció el ceño y no parecía muy convencido. ¡Morir nosotros! exclamó rascándose la cabeza ; no comprendo por qué debemos morir; esto no entra en mis planes; además, hay mucha gente que se alegraría...
Sí señor, á entablar la demanda de reconocimiento del foro de Piñeres. Pues si ves á D. Nicolás explícale lo que ha pasado y díle que me alegraría de que diese esta tarde una vuelta por aquí. El mayordomo quedó petrificado. ¡Llamar al médico para una sencilla mordedura de perro! «Esto marcha viento en popa!» le dijo á su mujer. D.ª Robustiana sonrió con perspicacia.
»Todo Madrid lo sabe y sin duda lo dice. Yo seguiría ignorándolo, si una delación anónima no hubiese venido a dar luz a mi entendimiento. »Era una deshonra. Pasaba yo por un marido sufrido y consentido. Me alegraría de seguir en el engaño y de ser el ludibrio de las gentes con tal de no perder la fe en ella, con tal de creer que me ama todavía.
Con su gracia, con su natural encantadoramente expansivo, alegraría los años que me falta vivir; no tiene ni la frivolidad, ni la empalagosa coquetería de las señoras que trato en París; sería una mujer de su casa, activa y alegre, una esposa que me haría honor y que, no habiendo tenido antes hijos, amaría a los que pudiesen nacer de nuestro matrimonio... Sí, pero, suponiendo que aceptase unir su existencia a la mía, ¿no sería demasiado joven para mis cincuenta años?...»
Porque si yo tomara apego a aquella tierra, ¿qué mejor dueño para la casona, ni más pomposo señor para el valle entero, cuando don Celso faltara? ¡Ah, cuánto se alegraría él de que yo fuera animándome!
Hasta la luz del sol parecía lúgubre bajando al fondo de este barranco tamizada por una áspera vegetación y reflejándose pálidamente en las aguas muertas. Batiste pasó la tarde tirando. En su faja quedaban ya pocos cartuchos, y á sus pies, como montón de plumas ensangrentadas, tenía hasta dos docenas de pájaros. ¡La gran cena!... ¡Cómo se alegraría su familia!
Le molestaría poco tiempo; iba a morir muy pronto; pero su presencia alegraría la poca vida que le quedase. Con él emprendió el regreso a Jerez, cuando los alcanzó la tempestad, obligándoles a refugiarse en el cortijo.
Palabra del Dia
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