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Los católicos celebraban un aniversario religioso. ¿Pero cómo? ¡Oh ludibrio!». Don Pompeyo se acercó al atrio: observó desde fuera.

Cada hombre estaba obligado á construir por solo la casa en que debia habitar con su familia; si alguno faltaba á este uso, que para ellos constituia una ley, perdia el título de hombre, y venia á ser el ludibrio de sus conciudadanos.

Ya dudaba de ellos; ya casi no creía en ellos. ¡Ay de aquel dogma que es contaminado de la duda! En seguida se daña y muere, y para en ser ludibrio de quien antes lo adoraba. Y aun suponiendo que su dogma fuera verdadero, ¿qué podía obtener de su insistencia? Nada, porque las leyes todas se habían conjurado contra ella, y la condenarían y la encerrarían en un presidio.

Y para mayor deshonra y ludibrio, ahora se le niega honrada y cristiana sepultura, y habrá que enterrarle en los escombros, allá, detrás de la tapia nueva, en aquel estercolero que dedican a los entierros civiles esos infames.... ¡Muerto de hambre y enterrado como un perro! exclamó el maestro de escuela perseguido por sus ideas. ¡Oh, hay que protestar muy alto!

¡Toma un cuello, chicooó! díjole el vecino presentándole un cuello de gallina. «Hay un plato, señores, tesoro de un pueblo que es hoy fábula y ludibrio de la tierra, en donde han ido á meter su hambrienta cucharada los más grandes tragones de las regiones occidentales del globo...» señalando con sus palitos á Sandoval en lucha con una recalcitrante ala de gallina.

»Todo Madrid lo sabe y sin duda lo dice. Yo seguiría ignorándolo, si una delación anónima no hubiese venido a dar luz a mi entendimiento. »Era una deshonra. Pasaba yo por un marido sufrido y consentido. Me alegraría de seguir en el engaño y de ser el ludibrio de las gentes con tal de no perder la fe en ella, con tal de creer que me ama todavía.

Tampoco fueron bastantes á aplacar su ira los ruegos de su hermano D. Pedro de Acuña, conde de Buendia, quien le protestaba no se irritase tan terriblemente, que tal vez una fraguada noticia, como podia ser, fuera el motivo del ludibrio y las imprecaciones que dirigia sin distincion de parientes y amigos.