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Actualizado: 22 de octubre de 2025
¡Qué bien se harmonizaba aquel vibrante vocerío con el despertar de valles y montañas, con los preludios del pueblo alado, con el susurro de las arboledas, con el canto idílico del Pedregoso, con el centellear de los luceros, y con el mugir de las vacadas en el cercano ejido! No sé por qué temí que la tía Pepilla supiera que no había yo probado el sueño.
Pero eran ya las seis y media y la cita se había pactado para las siete. ¡Era un contratiempo muy sensible! Y efectivamente, daban las siete en punto cuando Felipe y su apoderado, que le acompañaba en calidad de testigo, llegaban a la Muette, descendiendo de su alado vehículo.
Porque los señoritos de la villa poquísimas veces descendían á bailar con las menestralas en un paraje abierto. Lo demás se encargó de hacerlo el niño alado de la venda. Manolo Uceda pertenecía á una familia distinguida de Medina, aunque sin mucha hacienda.
Tienen la vaguedad de un sueño aquellas figuras entrevistas a la luz del relámpago: Patriarcas haraposos, mujeres escuálidas, mozos lisiados hablan en las tinieblas, y sus voces, contrahechas por el viento, son de una oscuridad embrujada y grotesca, saliendo de aquel roquedo que finge ruinas de quimera, donde hubiese por carcelero un alado dragón. ¿A quién ladras, Carmelo? Alguien ronda.
En las vertientes, en los repliegues de las montañas, en las espesuras del valle, fulguraban las hogueras. La noche obscurecía los matorrales cercanos; llegaban hasta nosotros el mugir de las reses y el tomear de los vaqueros; un ejército alado cruzaba los espacios raudo y vibrante, y en el cielo sin nubes brillaba la triste luna con apacible claridad.
Es so la arena de oro de la Ermita donde mi musa su canción ensaya, perla de luz y rosa que palpita bajo el beso del Sol sobre la playa. Quizás de mi alma en sus nostalgias haya lucero, golondrina o sampaguita, el verso alado que a besarte vaya, o la canción que en mi ilusión dormita. Que inspiraste el cantar de mis cantares y mis estrofas se alzan como altares en donde, hermosa y única y aurina,
Pensé en aquel momento en las dos almas de Cesarina y Susana, llegando a figurarme que habían venido bajo aquel símbolo alado, para recoger la de su madre, precediéndola en el lugar de su descanso eterno. ¡Cómo se explica uno las supersticiones del corazón cuando se encuentra éste emocionado y lejos de la influencia de la razón!
Es sencilla, cual la flora de los bosques filipinos donde aletea el suspiro perfumado de los vientos: tiene un alma grande y noble y en sus labios purpurinos van a morir dulcemente nuestros hondos sufrimientos. Tiene el eco sollozante de las notas del kundiman, tiene el ritmo alado y suave de los vates cuando riman las estrofas de un poema con palabras de ilusión;
Y durante miles y miles de años reinaba sobre el mundo la divinidad benéfica y consoladora que el héroe sombrío había dado a los humanos, pagando esta generosidad con el tormento de sus entrañas rasgadas por el águila, «perro alado de Zeus». Ella conducía los rebaños de hombres en armas; ella había aleteado ante las proas de los descubridores; ella conmovía con su paso quedo el silencio cerrado donde meditan sabios y artistas; ella guiaba las muchedumbres ansiosas de bienestar y amplio emplazamiento que se descuajan de un hemisferio para ir a replantarse en el otro.
Para ser una mujer de guerra, estaba demasiado gruesa y tenía los pies inseguros. Fué subiendo la mano poco á poco para que el emisario no sufriese rudos balanceos, y al tenerla junto á sus ojos lanzó una exclamación de sorpresa. ¡Profesor Flimnap! La traductora saludó quitándose el casquete alado, mientras apoyaba su mano izquierda en la empuñadura de su espada.
Palabra del Dia
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