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Actualizado: 28 de junio de 2025
El tío Goro de Canzana era un hombre solemne, instruído, que fumaba en pipa y dejaba crecer la barba por el cuello á guisa de corbatín. Hablaba poco, como todos los hombres que reflexionan mucho, pero sus palabras eran oráculos, sobre todo para su digna esposa la señá Felicia. No tenía más que una pasión en su vida: la lectura. Durante la semana no podía satisfacerla: las faenas agrícolas en que se ocupaba lo impedían. Pero así que llegaba el domingo solía darse un hartazgo que le dejaba consolado y esclarecido hasta el domingo siguiente. Después que salía de misa se pasaba por casa del capitán.
El hecho que resalta mas á la vista del viajero al atravesar las campiñas inglesas es, aparte del órden admirable en los establecimientos agrícolas, el tino con que se aprovecha todo el terreno sin desperdiciar una partícula.
Las campañas agrícolas se subdividen y se diseminan también en la sociedad, pero en una escala muy reducida: un labrador colinda con otro, y los aperos de la labranza y la multitud de instrumentos, aparejos, bestias que ocupa, etcétera, lo variado de sus productos y las diversas artes que la agricultura llama en su auxilio, establecen relaciones necesarias entre los habitantes de un valle y hacen indispensable un rudimento de villa que les sirva de centro.
El nuevo aperador reía a solas las fanfarronadas de su amo, más atento a recomendarle la dureza y que «metiese en cintura» a los holgazanes que trabajaban sus campos, que a enterarse de las operaciones agrícolas, echando la culpa de las malas cosechas a los gañanes, una canalla que no quería trabajar y deseaba que los amos se convirtiesen en criados, como si el mundo pudiera volverse del revés.
La produccion de Córdoba es considerable en frutos agrícolas, especialmente el aceite, los vinos y trigos. La cantidad de aceite que centraliza Córdoba es verdaderamente enorme, y tanto que su trasporte ha sido el objeto principal del ferrocarril que conduce á Sevilla y Cádiz.
Los manobos, á semejanza de los negritos, á que deben su origen al mezclarse éstos con los malayos, no dedican gran atención á las faenas agrícolas, pues éstas se reducen á desmontar el sitio que juzgan adecuado, y sin otra preparación hacen sus siembras, cogen las cosechas, y para otra buscan nueva sementera.
El rostro impasible de Primitivo no revelaba rencor ni enojo. Con su laconismo y seriedad habituales, hablaba del tiempo desapacible y metido en agua, que casi no había consentido majar, ni segar el maíz, ni vendimiar como Dios manda, ni cumplir en paz ninguna de las grandes faenas agrícolas.
La desigualdad del piso, el humilde aspecto de las casas, la escasa animacion que reinaba en todas partes llamaron por de pronto nuestra atencion: nos parecia que estábamos en una de esas villas puramente agrícolas en que los habitantes dejan la poblacion por la campiña al primer crepúsculo del alba.
Siento cierto remordimiento pensando en que quizá aquella malhadada croniquilla que escribí, relatando la conversación que tuvo conmigo, haya podido influir en la postergación de un hombre de los méritos agrícolas de Eleuterio. En el «buffet», Julia Elena, como esposa del presidente del Jockey, hace los honores de la casa, con la discreción, la finura y el buen gusto en ella habituales.
La primera, de origen moruno, graciosamente asentada al de la Sierra-Blanca, es una villa de unos 6,500 habitantes, perteneciente á la provincia de Málaga, no poco industriosa, con bastantes fábricas, productora de vinos y azúcar, y en general de los mismos frutos agricolas que Málaga.
Palabra del Dia
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