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Actualizado: 23 de junio de 2025


Más afortunado ha sido Lope, por lo común, al tratar asuntos del Antiguo Testamento, á los cuales parece inclinarse con predilección, puesto que el número de sus obras de esta clase no deja de ser considerable. Sin mostrarse muy escrupuloso en la observancia de los accesorios externos, mezcla y harmoniza de tal manera los colores, que resulta un todo agradable.

Mandó luego que lo llevasen á los dos hermanos al Castillo de la Ciudad de Aversa, y que encerrados en una obscura prision los dexasen sin darles de comer hasta morir. Fué Berenguer de Rocafort el mas bien afortunado, y valiente Capitan que hubo en muchas edades, y el mas digno de alabanza, si al paso de su prosperidad, no crecieran sus vicios.

Le aseguro, en mi condición de capuchino, que mi vida tranquila y meditativa es mucho más preferible que la del hombre de mundo que, como usted, se ve obligado a llevar la existencia febricitante de la época moderna, en que se aprecia como meritorio al afortunado sin conciencia ni escrúpulos y se consideran el más grande pecado las desgracias de la vida de uno cuando llegan a descubrirse.

Meñique siguió diciendo en alta voz la princesa, eres valiente y afortunado, pero eso no basta para agradar a las mujeres. Ya lo , princesa y dueña mía; es necesario hacerles su voluntad, y obedecer sus caprichos. Veo que eres hombre de talento dijo la princesa. Puesto que sabes adivinar tan bien, voy a ponerte una última prueba, antes de casarme contigo.

Uno de sus hermanos, menos afortunado, halló la muerte en una concavidad de la roca, á donde le arrastró un remolino. Nosotros mirábamos asustados el paraje siniestro al que el padre, lleno de un horror sagrado, había hecho arrojar piedra y tierra.

Y luego, volviéndose al señor Alicak, añadió, mirándole con miedo a la frente: ", ser afortunado, retírate a tu casa y nada más." Catur y Alicak, oyendo estas palabras, se retiraron alegres, echando antes el primero una mirada de antojo al vergel, y el segundo una mirada de codicia a los anillos de oro y piedras preciosas que tenía Lokman en la mano.

Al levantarse en armas don Carlos, fué de los primeros en ponerse á su servicio; y su paso por una escuela militar, así como su educación, le permitieron sobresalir inmediatamente entre los demás guerrilleros del llamado ejército del Centro, propietarios rurales, escribanos de villorrio, clérigos montaraces. Era de un valor temerario, aunque poco afortunado.

Lavalle había sido menos afortunado en Buenos Aires, y Rosas, que estaba destinado a figurar un papel tan sombrío y espantoso en la historia argentina, ya empezaba a influir en los negocios públicos y gobernaba la ciudad.

Ocupado en estos ejercicios, se llegó el tiempo de embarcarse, y pasando de Sevilla á Cádiz, se dió á la vela para Buenos Aires el año de 1698 en compañía de otros cuarenta y cinco Jesuitas repartidos en tres naves, con viaje se puede decir afortunado; porque después de grandes infortunios que padecieron en veintidós meses de navegación, plugo á Dios Nuestro Señor traerlos salvos al puerto de Buenos Aires.

Su plan estaba formado. Esperaría hasta fines de año, vendería el huerto de Alcira, y don Antonio le haría traspaso de la tienda por unos cuantos miles de duros. El afortunado bolsista seguía abominando de la tienda y del mezquino comercio al por menor; no era difícil alcanzar la cesión de Las Tres Rosas por lo que el joven quisiera darle. ¡Valiente cosa le importaba a él mil duros más o menos!

Palabra del Dia

rigoleto

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