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Actualizado: 23 de junio de 2025
Algo más afortunado fué este autor en la comedia histórica, no siendo posible negar que sus Cuentas del Gran Capitán, Enrique el enfermo y Picarillo en España, sobresalen por el interés que despiertan y por la viveza de la exposición, aunque sea también cierto que muy pocas bellezas de estas obras merezcan llamarse originales.
De fijo lo menos afortunado en la novela de Pereda es también el carácter de la heroína. Puede decirse, sin agravio de él, que los tipos femeniles y los diálogos de amor han sido, son y serán siempre la parte más endeble de su armadura de novelista. Y aun añadiré que los huye, o los trata con frialdad y despego.
Lo que a usted le conviene, Manuela, es comprar el caballo cuanto antes, pues si las gentes las ven a ustedes paseando muchos días como hoy, harán maliciosos comentarios. Los que estamos a cierta altura debernos mirarnos mucho en nuestras cosas. Y el afortunado majadero, al hablar de la altura, cerraba los ojos como si sintiera el vértigo de los que se hallan en la cúspide.
En resumen: don Juan llegó a convencerse de que la Providencia, o su buena suerte, le habían deparado un regalo digno del más afortunado mortal; pero un regalo al cual era imposible renunciar sin cometer una verdadera canallada.
El Conde estaba sin amores conocidos, la crónica escandalosa no designaba, ni en la sociedad elegante, ni entre la gente de la clase media, ni entre las bailarinas y actrices, ninguna que le tuviese cautivo en sus redes. En sujeto de tanto valer, tan gallardo y afortunado siempre con las mujeres, era inexplicable esta soledad amorosa, si no se suponía alguna pasión oculta.
Tal mortal afortunado fué nuestro amigo Martinán. Este incansable polemista iba en camino recto de hacerse rico. El consumo de su taberna había crecido de modo tan prodigioso que ya no le bastaba el vino y aguardiente que por el puerto de San Isidro le traían los arrieros de León; él mismo se vió necesitado á hacer algunos viajes á Palencia y traer algunos carros bien cargados.
Puso en forma dramática las fábulas de Medea, y de Progne y Filomena, á la verdad revistiéndolas del estilo cómico dominante en su tiempo, pero extremando tanto la pintura de afectos, que, no obstante la vestidura romántica que las envuelve, recuerda en algunas escenas la grandeza trágica de la antigüedad. Menos afortunado fué nuestro poeta en las comedias religiosas.
Este afortunado concurso de causas despertó en el momento oportuno, y con ayuda de otras circunstancias favorables, á los ingenios, que podían dar al anhelo de los españoles más cumplida satisfacción, á los poetas, que, saliendo de lo más íntimo de la existencia del pueblo, y concentrando en sí toda la cultura de su tiempo, reunieron en un solo hogar todos los rayos de la poesía, que yacían diseminados en la historia, en la tradición, en las creencias religiosas y en la vida entera de la nación, y los ofrecieron después en el teatro.
Por ausencia de Martinán estaba una noche Quino ayudando á Eladia en el despacho. Detrás del mostrador desatando los pellejos de vino y escanciando y cobrando semejaba ya el asociado afortunado del afortunado Martinán. La taberna estaba llena de paisanos y mineros.
Vamos apriesa, que va vm. á ser el mas afortunado de los humanos. ¡Qué gusto para los padres, quando sepan que les llega un capitan que sabe el exercicio bulgaro! Así que llegáron á la primera barrera, dixo Cacambo á la guardia avanzada que un capitan queria hablar con el señor comandante.
Palabra del Dia
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