Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de junio de 2025
Por aquel portillo, es decir, por la dulce e inofensiva lamentación del boticario, salió a plaza, provocada con verdadero interés por Bermúdez, la historia de toda la familia de don Adrián. Al morir la boticaria, catorce años hacía, le quedaban cuatro hijos de los catorce que había tenido en su afortunado matrimonio. De los cuatro hijos, tres eran hembras.
Además, los señores de Cuadros tenían gran satisfacción en recibir a sus amigos; y más aún ahora que el afortunado bolsista había amueblado a gusto de los tapiceros, y con una brillantez vulgar propia de café o de fonda, sus habitaciones, antes tan lóbregas como desmanteladas. Doña Manuela y las niñas aceptaron con entusiasmo el ofrecimiento. ¡Vaya si irían!
En cuanto a él, convencido de que tenía un rival afortunado, no descuidaba nada para encontrar alguna circunstancia que confirmase sus sospechas, y la casualidad se puso al servicio de sus celos de la manera más funesta, conduciéndole al lado de mi madre en el momento en que recibía los últimos besos de su esposo.
Las épocas más notables se distinguen por un fenómeno sorprendente y maravilloso: parece que una fuerza misteriosa arrastra á toda una generación, y se convierten en bienes comunes, no sólo los medios externos, de que dispone el arte, sino sus bellezas más recónditas y preciadas, y que el genio de la poesía, aunque se ostente con predilección en las obras de sus favoritos, no excluye tampoco á los demás, y hasta lleva á los menos inspirados á tal altura, que nunca puede alcanzar el tiempo menos afortunado.
Aunque era partidario de las audacias financieras, siempre que pensaba en la posibilidad de poner en práctica sus entusiasmos surgían en él la prudencia y la desconfianza, los escrúpulos de la rutina comercial, como una herencia de raza. Por esto sintió cierta inquietud al oír a Micaela que deseaba dedicar sus ahorros a un negocio tan afortunado.
Se limitó á darme la negativa más fría y más rotunda, agregando que si cierto caballero cuidaba de pedirle el velo, se lo entregaría; de lo contrario, no se lo daría á nadie. No tengo la menor idea de quién sea ese mortal afortunado. ¿Y tú, Roger? ¿Sabes á quién ama? Ni lo sospecho siquiera, contestó Roger; y sin embargo, al decir aquellas palabras se despertó en él una gratísima esperanza.
Nunca fue Miranda un militar afortunado; debilitadas sus facultades por los años, amargado por rencillas internas, su papel como general en esta lucha es deplorable, y vencido, abandonado, cae prisionero de los españoles, que lo encierran en Puerto Cabello, de donde se le saca para ser trasladado a España, entregado por Bolívar.
Es que tú eres un sabio, pero no vales un céntimo para las cosas de la vida. Contigo se aprende, pero no se sale de pobreza... Hemos pasado meses pensando en la necesidad de dar un golpe afortunado. Esas revoluciones de que nos hablas están muy lejos. Las verán nuestros nietos, y aun tal vez no las vean.
Agricultura, artes, comercio, ciencia, política, ideas populares, religion, usos, costumbres, carácter, todo lo ha observado de cerca el afortunado viajero; en su libro se halla la estadística universal del pais; creedle sobre su palabra y podréis ahorraros el trabajo de salir de vuestro gabinete, sin que ignoreis los mas pequeños y delicados pormenores.
Era ésta una novela mal concebida y peor hilvanada, incapaz, por lo tanto, de hombrearse con las muchas que, por tantos y tan preclaros ingenios producidas, enaltecen actualmente las letras en este afortunado país.
Palabra del Dia
Otros Mirando