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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Mas no por eso abandonaba a Nieves. El gallardo mancebo adivinaba que el amor propio excitado por la competencia, haría más en su favor que las mismas ventajas personales de que estaba dotado. Esta perspicacia era innata en él. Se había manifestado claramente desde que había enamorado a la primera mujer. Lo cual es un argumento más para los que creen en la preexistencia del ser humano.

Sus manos eran quizás un poco cortas, pero blancas como el marfil, con los dedos redondos, ondulosos, regordetes, en los que, no obstante, se adivinaba la garra. Su pie era el pie corto de las andaluzas, redondeado, lo mostraba tal como era y no cometía la tontería de usar botas largas.

Ignoro qué suerte será la mía, pero lo que me importa es tu tranquilidad. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Se dejó caer de bruces en el diván, ocultando el rostro entre los brazos, mientras un hipo de llanto estremecía las adorables sinuosidades de su dorso. Ulises, conmovido por este dolor, admiró al mismo tiempo la perspicacia de Freya, que adivinaba todas sus ideas.

Era un joven de rostro en extremo inteligente, en demasía inteligente, de largos cabellos de poeta y de manos finas. Hablaba con mucho trabajo, como si se viera obligado a vencer, a cada palabra, la resistencia encarnizada del aire. En su dulce voz se adivinaba el sufrimiento: Es muy triste todo esto dijo a Karaulova . La comprendo a usted y la miro con simpatía.

Homero, que lo sabía o lo adivinaba todo, nos refiere que hallándose Júpiter en el Gárgaro, que es el más alto pico del Ida, Juno fue a verle con el cinturón de Venus oculto, en el cual cinturón están los hechizos todos del amor, que roban la prudencia a los varones más circunspectos y razonables.

Así debían oler las emperatrices, así debía ser el contacto de su epidermis. Estremecimientos misteriosos é incomprensibles atravesaban su cuerpo como ligeros vapores, como débiles burbujas del légamo que duerme en el fondo de toda infancia y se remonta á la superficie con las fermentaciones de la juventud. Su padre adivinaba una parte de esta vida imaginativa al ver sus juegos y lecturas.

Pero antes de emprender esta obra, procuró armarse y fortalecerse con aquellas virtudes que reconocía necesarias para tan ardua y difícil empresa, porque le adivinaba presagioso su corazón que el común enemigo se había de poner en armas para no perder la tiránica posesión y señorío de una gente, que hasta entonces, con injuria de Dios Nuestro Señor, había estado siempre á su devoción.

Adivinaba inmediatamente la causa de su enfurruñamiento, de la flojera con que respondía á sus caricias, del fuego sombrío que pasaba por sus ojos... La danza exótica le hacía recordar el pasado de ella. Y para dominarle de nuevo, sometiéndolo á una dulce pasividad, saltaba del diván, corriendo por la habitación.

Debe usted salir de ahí: usted es mi tío dijo con orgullo . Vuelva á su casa, donde le corresponde estar. Mis camaradas tendrán mucho gusto en conocerle; son hombres muy distinguidos. Se lamentó luego de lo que el viejo hubiese podido sufrir. No sabía con certeza en qué consistían tales sufrimientos, pero adivinaba que los primeros instantes de la invasión habrían sido crueles para él.

Ramiro adivinaba en la dirección del Sudeste, por detrás de las sierras, un agazapamiento de vendaval, pronto a lanzarse sobre la dehesa, destechando cabañas, reventando los trojes, descuajando los árboles. ¡Cuán sabrosa aquella su pereza junto a la lumbre!

Palabra del Dia

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