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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Los hombres iban en busca de sus sombreros y las señoras besuqueábanse al despedirse, murmurando todas el mismo saludo: Hasta el año que viene. Que Dios nos conserve a todos la salud, para ver la procesión. Fueron desfilando todas las familias, y al fin quedaron solas las de Pajares, que esperaban a Juanito o Rafael para que las acompañase a casa.
En esta jornada vino Patozi, el cacique de los Moposicas, con gran número de sus vasallos, y se le quejó mucho porque no iba á sus tierras, usando de cuantas artes y modos de ruegos supo para moverle á compasión; con todo eso, aunque el Padre lo deseaba mucho, no lo pudo consolar, por no querer torcer su viaje á otras Rancherías del Norte ó del Mediodía, sino sólo tirar derechamente á Poniente; y reconocida su buena voluntad, le convidó á que le acompañase hasta los Cozocas, que ya tenía á la vista.
De manera que viendo el rey Católico que su hija no accedia á sus súplicas tomó la determinacion, de ir en busca de ella para ver si con su presencia lograba lo acompañase hasta Tordesillas. Asi lo hizo D. Fernando habiendo podido con el influjo que ejercia sobre su hija hacer se marchase á dicho punto, pero viajando con el mismo aparato que en las otras espediciones.
En casa la hablaba y la mimaba: cuando salía á dar algún corto paseo por el contorno la invitaba para que le acompañase, aunque tuviese que abandonar alguna faena doméstica, le mostraba sus haciendas y comunicaba con ella sus planes de reforma. Nada de esto escapaba al ojo avizor de los campesinos que al paso de ellos se dirigían miradas y sonrisas de inteligencia.
Las primeras veces, Roussel le había preguntado: "¿Adónde vas?" y el joven le había enseñado un álbum, y respondido: "Voy á buscar apuntes ..." Y no había invitado á su tutor á que le acompañase y hasta, pareciendo temer que éste se lo propusiera, casi se había escapado.
Quiso que Pablito la acompañase, porque temía que a Cecilia le causase algún dolor el hacerlo; mas, enterada ésta, expresó su decisión de ir también a Tejada. Y una tarde madre e hija emprendieron en carretela descubierta el camino que llevaba a la posesión.
Pero la Providencia, que no abandona a los buenos, le deparó su remedio en la casa misma de Obdulia, que le mataba el hambre algunos días, rogándole que la acompañase a almorzar; y por cierto que tenía que gastar no poca saliva para reducirle, y vencer su delicadeza y cortedad.
Todos decían lo mismo: se extrañaban de que un hombre como él, religioso, honrado y sin otro defecto que robar algo en el peso, permitiera que su criado acompañase á la hija del enemigo de la huerta, de un hombre malo, del cual se afirmaba que había estado en presidio.
Al ver a Stein, le propuso que le acompañase; este aceptó, y los dos se pusieron en camino en dirección al lugar. El día estaba tan hermoso, que sólo podía compararse a un diamante de aguas exquisitas, de vivísimo esplendor y cuyo precio no aminora el más pequeño defecto. El alma y el oído reposaban suavemente en medio del silencio profundo de la naturaleza.
¡Oh aquella mirada!... Fué para el ingeniero lo mejor de la entrevista, y la recogió en su memoria, esforzándose por conservarla con toda su luz, para que le acompañase en las largas horas que pasaba allá en la fundición entregado á la vida de los recuerdos. Sanabre se convencía de que era amado por Pepita. Su mirada, su voz, valían más que todos los papeles preciosos que guardaba en su despacho.
Palabra del Dia
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