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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Lucía, ¿qué tienes? ¡Sol, Lucía, vengan! dijo acercándose a ellas una de sus amigas que salía del cuarto de Ana precipitadamente . Ah, Juan, que bueno que esté aquí. Ve, Lucía, ve, yo creo que Ana se muere. ¡Ana! Sí, mande enseguida por el médico. Saltó Juan en la mula, y echó a escape.
Mas cansado al fin de este ejercicio, se levantó y comenzó a pasear buscando medio de utilizar nuevamente sus músculos poderosos: y sin darse cuenta de ello, fue acercándose en silencio al paraje donde tocaba la flauta D. Leandro.
Un bloqueo prudentísimo primero, intimando poco a poco, acercándose algunos ratos a la mesa y cambiando con la chula bromitas más o menos picantes. Estos acompañamientos se hicieron frecuentes. Otro día les trajo butacas para uno de los teatros por horas.
Y tú, ¿cómo estás?... siempre tan famosa... le dijo Fortunata acercándose y poniendo una cara fingidamente amable; pero en la cual no era difícil ver la cruel suavidad con que algunas fieras lamen a la víctima antes de devorarla. Y tú, ¿dónde te metes? balbució Aurora muy cortada, sin saber para dónde volverse. Por fin se dirigió a las señoras que allí estaban; pero no supo qué decirles.
Llegado el momento del sermón, salió Tirso lentamente de la sacristía y, acercándose hasta el altar mayor, oró unos instantes de rodillas, sosteniendo el bonete entre las manos cruzadas sobre el pecho, que llevaba cubierto por el blanco y rizado roquete.
Todo volvió a sumirse en el silencio, y los guerrilleros, reanimados un instante con la esperanza de una salvación próxima, cayeron de nuevo en la desesperación. Ha sido un sueño pensaban los desgraciados . Hexe-Baizel tiene razón; estamos condenados a morir de hambre. Mientras se sucedían estos hechos, iba la noche acercándose.
Hojas secas caían de cuando en cuando de las ramas al manantial; flotaban dando vueltas con lenta marcha, y, acercándose al cauce estrecho por donde el agua salía, se deslizaban rápidas, rectas, y desaparecían en la corriente, donde la superficie tersa se convertía en rizada plata.
No me gustan los dulces. ¿Y si yo te los diera, lucero? preguntó el seminarista con voz almibarada, entrando en el recinto cerrado por el mostrador y acercándose con paso de gato a la moza. ¡Bah!... entonces me los comería con mucho gusto replicó ella en tono irónico.
Diría que es un religioso ó peregrino, á no ser por las extrañas mercancías que parece tener de venta, dijo Simón. Acercándose vieron que sobre una tabla que delante tenía se hallaban colocados en línea algunos trozos de madera, varias piedras y un clavo de buen tamaño.
Despues, acercándose mas á la artilleria, y sin cautela, á otro soldado Lorenzista lo mató un balazo: pero no murieron mas que estos tres. Fué herido gravemente un Luisista con seis Miguelistas, y su capitan levemente.
Palabra del Dia
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