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Actualizado: 23 de junio de 2025
Por el contrario, los pueblos que los portugueses habían vuelto a visitar en el Oriente, abriéndose camino por los mares, se diría que, embelesados en el regalo y deleite de encantados jardines y orgullosos de su primitivo saber y del rico florecimiento de la antigua cultura, permanecían aún parados e inertes.
La naturaleza, con su incesante trabajo, ha concluído por derribar esta presa; los troncos, arrastrados como palos de buque por la corriente, han conmovido las rocas; el agua se ha infiltrado por las hendiduras, y más ó menos pronto, el lago ha podido vaciarse, abriéndose paso por la brecha practicada entre las dos colinas.
¡Por el rabo de Satanás, recluta, jamás creí que con esa cabeza color de zanahoria pudieras tú pensar cosas tan discretas! Diga lo que quiera el sabio Roger, ni este arquero, ni por lo visto este mameluco rojo, creerán jamás que al buen Dios le guste ver á los hombres, frailes ó no frailes, abriéndose las carnes con un rebenque.
Otros rodeaban a un compañero que, abriéndose la camisa, mostraba el pecho. Apenas si le quedaba señal de las postas que le habían metido entre las costillas. Después de dos semanas de descanso, volvía aquella noche a la faena. Hablaban de los compañeros que estaban en la cárcel de El Escorial, discutiendo lo que les podría «salir».
¡Hola, mon petit! gritó Simón con voz tonante, abriéndose paso en un santiamén y seguido del sonriente Tristán de Horla. ¿Qué pasa aquí? ¡Por el filo de mi espada! te advierto, Roger, que si vas á proteger á cuantos se hallen en apuro en esta tierra ya tienes tela cortada para rato.
En el resto de la casa tronaba el lujo suntuoso y sólido, mientras en su cuarto sólo quedaba una cama de criada, angosta y dura, que había hecho bajar de las buhardas, y un Cristo grande y ensangrentado que ocupaba casi un lienzo de pared, entre dos cromos de vivos colorines representando á Jesús y á María, abriéndose el pecho para ofrecer sus corazones inflamados.
El caballo marino la sangría, cuando se siente cargado de sangre, abriéndose la vena con punta de caña que le sirve de lanceta, y el barro de venda, revolcándose en él, con lo que cierra la cisura.
Jaime se resistió a la proposición casi con tanto asombro como madó Antonia. ¡Una chueta!... Pero la idea fue abriéndose camino, lubrificada en su incesante taladro por los apuros y las miserias crecientes que acompañaban la llegada de cada día. ¿Por qué no?... La hija de Valls era la heredera más rica de la isla, y el dinero no tiene sangre ni raza.
Para ponderar el alto valor de una cosa se decía que era cara como la pimienta. El papú, Cornelio y Van-Horn, tropezando y cayendo, y mareados por el olor acre de la pimienta, iban abriéndose camino a hachazos, avanzando poco a poco y descansando a cada instante para limpiarse el sudor que les inundaba, pues el calor era insoportable en lo interior de la selva.
Convenido, ella decidirá. Y abriéndose mutuamente los brazos, lloraron juntos, como dos niños. Valeria les escuchó henchida el alma de alegría. Aquel fue el único momento egoísta de su vida. Todas sus penas hallaron resarcimiento, todos sus dolores tuvieron premio.
Palabra del Dia
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