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Celinda apareció vestida con falda de amazona. Envió á su padre un beso con la punta del rebenque, y sin apoyarse en el estribo ni pedir ayuda á nadie, se colocó de un salto sobre el aparejo femenil, haciendo salir su caballo á todo galope hacia el río. No fué muy lejos.

Apenas libre y concluída su misión, el pobre caballo, en cuyos ijares era imposible contar el latido, tembló agachando la cabeza, y cayó de costado. Míster Jones mandó al peón a la chacra, aún rebenque en mano, para no echarlo si continuaba oyendo sus jesuíticas disculpas. Pero los perros estaban contentos. La Muerte, que buscaba a su patrón, se había conformado con el caballo.

Como decían en el inmediato pueblo de la Presa, era un hombre que, vistiese como vistiese, tenía aire de señor. Llevaba casi siempre botas altas, gran chambergo y poncho. Pendiente de su diestra se balanceaba el pequeño látigo de cuero, llamado rebenque. Los edificios de su estancia eran modestos.

Tocante á ti, ó Lofraso, los renombres, Y epitetos de agudo y de sincero, Y gusto que mi comitre te nombres. Esto dixo Mercurio al caballero, El qual en la crugia en pie se puso Con un rebenque despiadado y fiero. Creo que de sus versos le compuso, Y no como fue, que en un momento, O ya el cielo, ó Lofraso lo dispuso,

Don Carlos era violento en el mandar y no admitía objeciones de las mujeres, sobre todo cuando ya habían pasado de cierta edad. El patrón aún está muy verde decía Sebastiana á sus amigas ; y como una ya va para vieja, resulta que otras más tiernas son las que reciben las sonrisas y las palabras lindas, y para sólo quedan los gritos y el amenazarme con el rebenque.

Baldomero levantó en alto el rebenque de gruesa y ancha lonja, diciendo al pilluelo: ¡Salí de aquí, muchacho!

Tiene su cuchillo al lado -pues la precaución es güena-, freno y rebenque a la mano, y, teniendo el pingo cerca, que pa asigurarlo bien la argolla del lazo entierra -aunque el atar con el lazo da del hombre mala idea-, se duerme ansí muy tranquilo todita la noche entera; y si es lejos del camino, como manda la prudencia, mas siguro que en su rancho uno ronca a pierna suelta pues en el suelo no hay chinche y es una cuja camera que no ocasiona disputas y que naides se la niega.

Ella era en realidad la que destruía las obras. El español cerró los puños. Se acordó del estanciero Rojas y lo que éste se proponía hacer con su rebenque para castigar las maldades de aquella hembra.

Este bajel que aquí veis reducido a pequeño, porque lo pide así la pintura, es una galeota de ventidós bancos, cuyo dueño y capitán es el turco que en la crujía va en pie, con un brazo en la mano, que cortó a aquel cristiano que allí veis, para que le sirva de rebenque y azote a los demás cristianos que van amarrados a sus bancos, temeroso no le alcancen estas cuatro galeras que aquí veis, que le van entrando y dando caza.

563 Era una infeliz mujer que estaba de sangre llena, y como una madalena lloraba con toda gana; conocí que era cristiana y esto me dió mayor pena. 564 Cauteloso me acerqué a un indio que estaba al lao, porque el pampa es desconfiao siempre de todo cristiano, y vi que tenía en la mano el rebenque ensangrentao.