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Aún quedaba á Pacorrito su hermana, pero ésta, abandonando su plaza en la Fábrica de Tabacos, corrió á Sevilla en amoroso seguimiento de un cabo de Artillería, y esta es la hora en que no ha vuelto. Estaba, pues, Migajas solo en el mundo, sin más familia que él mismo, sin más amparo que el de Dios, ni otro guía que su propia voluntad.

Y la iba abandonando toda noción del mundo, en esta irradiación y en este vago canto; su propio ser se desvanecía... Algunos minutos después abrió los ojos y se miró las manos llenas de lágrimas que no había sentido correr. Le pareció que había dormido un sueño de siglos y que en la profundidad de este sueño había experimentado un júbilo sin límites, intraducible por acentos de la tierra.

La fama de honradez de la Riquelme se aumentó más después, por vivir tranquila y consagrada á la religión desde la muerte de su marido, abandonando el teatro y domiciliándose en Barcelona, en donde murió en 1656. Otros actores famosos de la época de Lope de Vega. El teatro español en el extranjero.

El otro Napoleón, el de Sedán, podía haberse refugiado en Bélgica, abandonando á sus tropas, como lo había hecho el triste César germánico; pero, enfermo y desfalleciente sobre su caballo, prefería galopar solo á lo largo de una carretera barrida por los cañones, esperando la granada que lo hiciese pedazos. Así entendía Toledo el honor militar, así había sido aceptado en todas las épocas.

Federico se ve obligado á desterrarse, abandonando á su amada al mismo tiempo que su patria. Doña Flor, afligida por esta separación, lo es más todavía á consecuencia de otro suceso.

Permanecían inmóviles en el lugar del saludo, hasta que, avisados por el instinto de las miradas curiosas fijas en sus espaldas, iban á sentarse en un diván rinconero, y allí continuaban su conversación. De pronto, el murmullo del público en torno de una mesa la hacía correr á ella con una curiosidad profesional, abandonando momentáneamente á Lubimoff.

Y adviertan ustedes que no quiero que salgan del observatorio en que acabo de colocarlos; porque, ¿qué sucedería si abandonando su silla de orquesta y tomando el brazo de un amigo se aventurasen en el foyer de la Opera?

Para entrar en ella les fue preciso cruzar por entre los grupos de campesinos, que abandonando sus hogares, acudían a saber de doña Inés. Subieron al cuarto de la enferma, que vencida ya por la dolencia, no pudo conocerles, y considerando ambos la situación gravísima, cada cual obró como quien era.

Pasando luego del pensamiento a la acción, abandonando el método especulativo y apelando al estudio y averiguación de los hechos, el Conde, que tenía en todas partes buenas relaciones, fué al jefe del personal del Ministerio de Hacienda y le preguntó por los nombres de los más recientes empleados que en todas aquellas dependencias había.

Por las noches, abandonando a su amigo Rafael, asistía a la tertulia de las de Pajares; y no contento con las largas conversaciones que allí sostenía con su novia, todavía por las mañanas, a la hora en que Amparo estaba en el tocador, las criadas en el Mercado y la mamá en la cama, subía la escalera, y en el rellano, ante la puerta entreabierta de la habitación, hablaba más de una hora con Conchita, hasta que se levantaba doña Manuela y comenzaba el movimiento de la casa.