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Farsa burda era aquella en que la Briguela no dejaba de sacar provecho, pues que siempre tenía quien la regalase, por tal de oirla. El año 1690 parece que vino á unirse con Catalina otra mujer que también andaba en esto del pacto con el demonio, y no es cosa de relatar los estragos que en algunas almas sencillas hicieron con sus malas artes y con sus abominaciones.

Nacianz., Opera, V. II, páginas 253 y siguientes. Col., 1690. χρισ

Colon., 1690: folio, parte I, pág. 274, y Acta sanctorum sept., tomo VII, págs. 195 y siguientes: Antuerp., 1760; y acerca de la relación de este drama con la tradición de Fausto á Koberlstein, De la edad probable y de la significación del poema de la guerra de Wartburg: Naumburg, 1823, págs. 55-58, y á Rosenkranz, sobre la tragedia de Calderón El mágico prodigioso: Halle, 1829. El Sr.

Perdieron con este género de armas su nativo coraje los Chiquitos; y para defenderse en lo venidero del enojo armado de los vencedores, derramados y divididos, se huyeron á las selvas, apartándose á lo más retirado y espeso de los bosques; con todo eso, aun aquí les dieron caza los españoles muchas veces para vengar su afrenta, que tenían muy fija en el corazón, haciendo esclavos para su uso muchas cuadrillas de ellos; hasta que abatida con tantos golpes la altivez de los Chiquitos, vinieron el año de 1690 mensajeros de parte de los Pacarás, Zumiquies, Cozos y Piñocas á San Lorenzo, en nombre de sus caciques, á pedir merced y paz á D. Agustín de Arce, Gobernador en la ocasión de Santa Cruz, con que cesaron las hostilidades de los españoles, pero no se pudieron ver libres de los gravísimos daños y pérdida de gente originada, así de las guerras pasadas como de los frecuentes contagios y por otros desastres que echo de buena gana en olvido, por no atribuir á culpa común de todos, lo que ha sido sólo malicia particular de algunos pocos.

En agosto de 1690 hizo su entrada en Lima el excelentísimo señor don Melchor Portocarrero Lazo de la Vega, conde de la Monclova, comendador de Zarza en la Orden de Alcántara y vigésimo tercio virrey del Perú por su majestad don Carlos II. Además de su hija doña Josefa, y de su familia y servidumbre, acompañábanlo desde México, de cuyo gobierno fué trasladado a estos reinos, algunos soldados españoles.

Tu señora Y aquél mi galán con ella. 1690 Parece que te has turbado. DO

Desde muy remota fecha era costumbre en Sevilla que figurasen en la procesión del Corpus buen número de cuadrillas de hombres y mujeres, que caprichosamente vestidos, danzaban y tañían instrumentos, siendo los tales danzantes de lo que más llamaba la atención del pueblo, y tan estimados eran de éste, que en cierta ocasión que se intentaron suprimir y modificar, se produjo un grave conflicto, como ocurrió el año de 1690, según las crónicas relatan.

Con este fin los remitió á su tierra, acompañados de cuatro indios Guaranís que llevaba consigo, dándoles orden á éstos de que explorasen la voluntad del pueblo y corriesen las Rancherías situadas en la orilla del Pilcomayo, que en breve les seguiría, junto con D. Diego Porcel, piísimo caballero, y muy amado de los infieles, por su afabilidad y buen trato, para que le ayudase en aquel negocio, y con su autoridad tuviese refrenados á los caciques del río Bermejo; pero Dios no quiso de éste más que la buena voluntad, para premiarla eternamente en el cielo; porque siendo ya muy viejo y de edad decrépita, á pocas leguas de camino, sorprendido de un accidente, le fué preciso volver atrás; pero en su lugar sustituyó á un hijo suyo, con quien poniéndose en camino el P. Joseph por el mes de Mayo de 1690, después de algunas jornadas, llegó á ciertas rancherías que estaban á orillas del Pilcomayo, donde fué recibido con singular afecto de los paisanos, que actualmente estaban llorando la muerte de algunos de los suyos, por causa de las discordias que había entre Cambaripa y Tataberiy.

Fundaron los Jesuitas la mision de este nombre en 1690, sobre la ribera oeste del rio Mamoré, entre las bocas de los rios Aperé y Tijamuchi y distante como ocho leguas al norte de Trinidad. Al visitarla el gobernador de Santa-Cruz en 1691, encontró en ella dos mil trescientas sesenta y una almas; número que se acreció mas tarde hasta tres mil.