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Los diarios, el cable, las agencias telegráficas, me anunciaban con una anticipación ruidosa. «¡Va á llegar el invencible Spadoni!» Y las empresas de juego, considerando su muerte próxima, hacían dinero con su agonía, vendiendo asientos á precios fabulosos á todos los que deseaban presenciar mi triunfo.

La red de caminos carreteros es extensa y complicadísima, y donde el terreno se presta poco á las carreteras se encuentran al ménos excelentes caminos de herradura muy bien conservados. En todas las vias importantes, aun por encima de los abismos de los lagos y al traves de las espesas selvas, hay líneas telegráficas, con un alambre por lo ménos.

Largo rato permanecieron ambos oficiales en las oficinas telegráficas, enviando y recibiendo mensajes, y durante ese tiempo, y á fuerza de preguntar, logré saber que una partida rebelde estaba incendiando el poblado de La Maya, y que se habían comunicado órdenes al comandante Julio Sanguily, que con su columna se hallaba en las inmediaciones de Songo, de acudir inmediatamente al pueblo atacado.

Guillermo II, temiendo que la intervención de las potencias solucionase el conflicto entre el zar y el emperador de Austria, forzaba el curso de los acontecimientos declarando la guerra á Rusia. Luego, Alemania se aislaba, cortando las líneas férreas y las líneas telegráficas para amasar en el misterio sus fuerzas de invasión.

Según las informaciones telegráficas de Santiago de Chile, el mes pasado han perecido allí setecientos niños de menos de un año, pero todo el horror de este hecho queda fuera de los arneses mentales del hispanoamericano, como estuvieron antes fuera del alcance de sus sentimientos la tortura, la servidumbre, la esclavitud, el despotismo, la ignorancia y la miseria consecutiva.

Conservó un instante la mano del doctor perdida en la suya, estrujándola con sólo un ligero movimiento, y pasada esta efusión extraordinaria en él, volvióse hacia su secretario, que permanecía de pie junto á la mesa manejando papeles y hojas telegráficas. Siéntate, Luis dijo como si le diese una orden acabo en seguida.

Pero la madre no abandonaba la idea, o al menos, acariciándola en su mente, con ella se consolaba de tantas desdichas. De la noche a la mañana, viviendo la familia en la calle del Olmo, se iniciaron, sin saber cómo, no qué relaciones telegráficas entre Obdulia y un chico de enfrente, cuyo padre administraba una empresa de servicios fúnebres.