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Que las ruedas habían rodado hasta entonces, no se podía dudar; que rodarían siempre y que no harían rodar por el suelo al que dentro fuese de aquel inseguro mueble, eso era ya otra cuestión: que el caballo había vivido hasta aquel punto no era dudoso; que viviría dos minutos más, eso era precisamente lo que no se podía menos de dudar cada vez que tropezaba con su cuerpo, no perecedero, sino ya perecido, la curiosa visual del espectador.

Durante el tercer invierno, falto de víveres y de combustible, habría perecido si otros esquimales no lo alimentaran con su pesca; en cambio Kane cazaba para ellos. Mientras tanto, algunos de sus hombres enviados á explorar, tienen la buena suerte de descubrir el mar que así le preocupa.

Juan Claudio iba, pues, a tener noticias del novio de Luisa; pero en el momento de hablar comenzó a latir su corazón con violencia. ¡Y si Gaspar hubiese muerto! ¡Y si hubiera perecido como tantos otros! El buen almadreñero quedose como ahogado y se calló. «Más vale pensó luego no saber nadaSin embargo, al cabo de algunos instantes, no pudo contenerse.

En Inglaterra, metrópoli de los Estados Unidos, cuentan autores ingleses sobre treinta mil brujos y brujas ajusticiados; víctimas del fanatismo han perecido allí reyes y reinas, y mártires tan gloriosos como Tomás Moro. Lutero, Calvino y Knox sólo pedían libertad religiosa cuando estaban en minoría. En Escocia aún se quemaban brujas en el siglo pasado.

Siguieron saquando consecutivamente 20 casas, y segun una prudente regulacion, ascendjeron los robos hasta dos millones de pesos, habiendo perecido no solo los europeos que contenia la villa, sino tambien los de todas las inmediaciones, cuyas cabezas traian los indios, para presentarlas al nuevo Justicia Mayor, quien las hacia enterrar clandestinamente.

Con todo, el oso á veces huye, rehusa el combate, creyendo á su contrario más feroz y más hambriento que él. El hombre con hambre es terrible. Sin otra arma que una espina de pez, persigue al enorme animal; empero hubiera perecido cien veces á no tener otro alimento que ese compañero terrible. El poder vivir le costó un crimen.

Vimos flotando en el agua multitud de restos y despojos, como masteleros, cofas, lanchas rotas, escotillas, trozos de balconaje, portas, y, por último, avistamos dos infelices marinos que, mal embarcados en un gran palo, eran llevados por las olas, y habrían perecido si los ingleses no corrieran al instante a darles auxilio.

Gracias a la energía indomable de mi carácter pude luchar, sin embargo, y logré triunfar. Es la ley de la selección que ya conoce usted. Realmente necesité verme admirablemente dotado por la Naturaleza para no haber perecido hasta ahora. D. Pantaleón se mostró profundamente interesado por estas confidencias, y su admiración hacia Moreno, aquel germen tan apto, creció desmesuradamente.

D. Pedro de Mendoza dió al cacique que los indios llamaban Chera-guazú, una camisa, un bonete colorado, una hoz y otras cosillas; que las tomó gustoso y nos llevó á su pueblo, y nos dió caza y pesca en abundancia, de que recibimos grande contento; porque si el viage hubiera durado diez dias mas, todos hubiéramos perecido de hambre, como habia sucedido á 50 de los embarcados.

Todo esto podrá ser verdad; pero también lo es que, desde el año de 1776, en que salió a luz por vez primera el libro divino, salvador, redentor y pacificador, las guerras han sido tan frecuentes como siempre y mil veces más espantosas por los millones de hombres que en ellas miserablemente han perecido. Cuando no hay guerra, hay una cosa tan mala, tal vez peor que la guerra: la paz armada.