Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de junio de 2025
Bernaldez afirma que por narracion de un rabino á quien él cristianó supo que pasaban de ciento sesenta mil los judíos espulsos. Zurita aumenta el número hasta cuatrocientos mil: i Juan de Mariana escribe que fueron ochocientos mil. Por último, Pedro de Abarca dice que solas las familias fueron ciento sesenta mil.
Prudencio de Sandoval, Vida de Carlos V. Para el conocimiento de la desgraciada empresa de los Gelves en 1510, son de consultar, á más de los autores citados en las notas anteriores, Luis del Mármol, Descripción del África. Reino de Túnez. Bernáldez, Crónica de los Reyes Católicos. Zurita, Anales de Aragón y Vida de D. Fernando. Álvaro Gómez, De rebus gestis. Oviedo, Quincuagenas, Q. I, Est.
Power y el matrimonio Lowe; el doctor Zurita hablando con dos compatriotas suyos «de las cosas del país». El padre de Nélida sonreía a través de sus barbas de patriarca, dando explicaciones a un grupo de amigos con insinuantes y suaves manoteos. Tal vez exponía los grandes negocios que le aguardaban en Buenos Aires, y de los cuales quería dar participación a los demás, generosamente.
Zurita nombra los principales personages que concurrieron, y entre los aragoneses menciona á D. Lope de Luna hijo y heredero de D. Artal de Luna, que tuvo en esta fiesta gran caballeria y estuvo, ricamente apuesto, y tambien nombra á D. Pedro Fernandez de Bergua, uno de los ascendientes de D. Martin de Lanuza comprendido en la proscripcion de 1591.
¡Qué casualidad! continuó Zurita . Cualquiera diría que Solís adivinaba el porvenir... La atención de los tres se sintió atraída por los muchos buques que navegaban en dirección contraria al Goethe. Hasta entonces, el Océano se había mostrado con una soledad majestuosa. Sólo después de varios días asomaba en lontananza la nubecilla de un vapor o la pincelada gris de un velero.
Cuenta Gerónimo de Zurita en sus Anales de Aragon que en el año de 1413 vista la obstinacion de los judíos en no convertirse á la lei de Gracia, se buscaron nuevos remedios para vencer la repugnancia que estas gentes tenian á admitir en sus entendimientos la luz de la verdad. «Por mandado del Papa, se congregaron en la ciudad de Tortosa i estuvieron juntos todos los mayores rabines que se hallaban en las aljamas del reino, para que públicamente en su presencia i de toda su corte fuesen amonestados que reconociesen el error i ceguedad en que andaba aquella gente.
Un Diego Gomez, hombre marinero, Con su pretension mala le traía Al pobre de D. Diego al retortero; El Cabildo en aquesto le elegia, En el lugar que estaba de primero, Zurita, que á los Charcas habia ido: Pues veis Gobernador D. Diego alzado, Y el propio del gobierno despojado.
Prefiero a los míos; y desde que sé que el tal señor desea hablarme del negocio, tengo más ganas de pedir al doctor Zurita que me dé su consejo. Lo verá usted, doña Zobeida. Yo me encargo de la prestación. Sonrió la vieja dama con una alegría infantil, mostrándose aún más locuaz y comunicativa. El negocio hubiese llegado a término hace tiempo si mi finado tío viviese.
El doctor Zurita, enterado por sus hijos de lo ocurrido, se acercó a Maltrana con la irresistible simpatía que inspiran los actos de coraje a todos los de su país. ¡Ah, gallego diablo!... Ya me lo han contado todo. Muy bien... Tome uno de hoja. Y le dio el mejor de sus habanos como un tributo de admiración. Todos le miraban los pies, fijándose en sus zapatos blancos de lona.
Dejemos al amigo Ojeda que siga su destino.» Y cuando dudaba entre ocupar una mesa libre o irse al fumadero en busca de sus amigos los comerciantes españoles, se vio llamado por el doctor Zurita que, repantingado en un sillón, le mostraba un papel. Che, Maltrana, venga para acá. Pero ¿ha visto qué graciosos son estos gringos?...
Palabra del Dia
Otros Mirando