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Actualizado: 12 de junio de 2025
La anécdota, contada por Zurita, es la siguiente: «Los habitantes de Montpellier, ciudad que había pasado al dominio de D. Pedro II de Aragón, por su casamiento con la condesa María, estaban afligidos de la indiferencia que el Rey mostraba á su esposa, viendo que de este modo se frustraban sus esperanzas de tener descendencia de esta señora.
Y en un discurso que trahe Zurita de un Frayle Dominico, animando al Rey de Francia para la conquista de la Tierra Santa, dice, que los Catalanes ya habian abierto el camino, y que sería lo mas importante de la empresa tenerles de su parte, y alentarles, para que tambien emprendiesen la jornada.
II, y en Mármol Carvajal, Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada, hay algunos datos históricos que el poeta ha utilizado en este drama. Este asunto está tomado de Zurita, Anales de la Corona de Aragón: Zaragoza, 1610, tomo I, 93, 6-99.
Todos vuelven a regañadientes a su tierra: llevan París en el corazón. La otra noche, el hijo mayor del doctor Zurita me consultaba sobre su porvenir. Apenas llegue a Buenos Aires, piensa exigir a «su viejo» que lo envíe a Europa... Quiere estudiar en París no sabe qué... pero en fin, quiere estudiar, sin aproximarse por esto al Barrio Latino, que encuentra poco chic y con mujeres ordinarias.
El doctor quiso pasear, y Maltrana le siguió dando chupadas al cigarro de bravío perfume. La proximidad de la línea equinoccial parecía alegrar a Zurita. Estaban cerca de su hemisferio, iban a entrar en él antes de dos días. Es, como quien dice, volver a casa, mi amigo.
Una injusticia dijo Zurita es también hablar tanto de la crueldad de los españoles con el indio. ¿Cómo civilizar una tierra sin barrer antes la gente que la ocupa si es que se opone a esa civilización?... En la antigua América española, los pueblos más adelantados son ahora aquellos que tienen menos indios. En los Estados Unidos quedan tan pocos, que los enseñan en los circos como una curiosidad.
Al descender a la cubierta de paseo encontró Fernando al doctor Zurita, que hablaba con Maltrana, apoyados los dos en la baranda, frente al mar. La soledad del Atlántico traía a su memoria el recuerdo de los argonautas de España, que habían sido los primeros en violar el secreto de los desiertos azules.
Segun nos refiere Zurita concurrieron todos los prelados y ricoshombres, y los embajadores de los reyes de Castilla, Navarra, Bohemia, Granada y Tremecen, y hubo tambien varios señores estrangeros en tan gran número, que se juzgó habia mas de 30,000 de acaballo.
El «amigo Neptuno» cómo le llamaba Maltrana pareció dudar algunos segundos antes de escoger su acompañante. Quería dedicar este honor a la más alta dama del buque, y sus ojos iban indecisos del collar de perlas de la esposa del millonario gringo a los lentes y la majestuosa corpulencia de la señora del doctor Zurita. Pero el santo respeto a la autoridad y las categorías sociales le sacó de dudas.
Maltrana se dejó caer en uno de los varios sillones que ostentaban el rótulo de «Doctor Zurita y familia», y allí quedó en agradable sopor, sin saber ciertamente si estaba dormido o despierto.
Palabra del Dia
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