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Actualizado: 22 de julio de 2025


Y en ese momento, cuando Bettina desesperada, lucha contra la tempestad, con su zapato de raso celeste que se entierra en la arena mojada, en ese momento el viento le trae el eco lejano de un toque de trompetas. ¡Es el regimiento que sale! Bettina toma una gran resolución: abandona el paraguas, levanta el zueco, vuelve a atárselo mal o bien, y parte corriendo con un diluvio en la cabeza.

-Gobernador he visto por ahí -dijo Sancho- que, a mi parecer, no llegan a la suela de mi zapato, y, con todo eso, los llaman señoría, y se sirven con plata.

Esto me parece tan extravagante como lo que he oído decir que acontecía hace un siglo entre nosotros, cuando, al ponerse en escena El maestro de Alejandro, salía Aristóteles vestido de abate, con casaca, chupa, espadín, zapato de hebilla y capita veneciana.

El descubrimiento de su delito se cuenta vulgarmente con mil circunstancias milagrosas, tales como decir que al tiempo i cuando se celebraba la procesion del Jueves Santo de 1483 para poner el Santisimo en el monumento de la catedral de Córdoba, observaron algunas gentes que de un zapato del tesorero salia tanta sangre que en ella iba envuelto todo el pie.

Bien por D. Acisclo dijo Pepe Güeto. Y vaya si tiene razón: ya sabe él dónde le aprieta el zapato añadió doña Manolita. No, sino pónganme el dedo en la boca exclamó don Acisclo , y verán si muerdo o no muerdo. Pues qué, ¿un hombre de mis millones, y con un sobrino tan notable, ha de estar toda su pícara vida humillado por ese tunante de D. Paco, a quien da el diputado cuanto pide y más?

Y la noche antes en casa del ministro Eneene, muy mal, por cierto, porque el doctor tenía gustos criollos bastante rancios y estaba a diario con puchero de cadera y asado de costilla, y alguna vez, de extraordinario, ponían ropa vieja, y gracias. ¿De qué se asombraba? ¡Cuántos, que no le llegarían a él a la sucia del zapato, trincaban con esos personajes!

El vestido de Blanca era una antítesis con su serena palidez: una pollera corta de tul de seda color fuego, estrecha, determinaba como un calco las líneas misteriosas del cuerpo, dejando ver bajo el ruedo un zapato de raso del mismo color, sumamente escotado, en el que aparecía el más bello y atractivo pie de mujer.

Niego redondamente que este zapato pueda durar arriba de dos ó tres noches de tertulia ó de baile, y niego tambien que haya mujeres que consigan equilibrarse sobre ese balancin, sin ensayarse para este ejercicio, como se ensayan los alcides para equilibrarse sobre la maroma. Pero tal vez no tengo razon.

Apenas se hubo retirado Martínez, uno de los dos capitanes, el del pie elefantíaco con zapato de fieltro, confesó su falta de idoneidad. Yo no he presenciado nunca desafíos en Burdeos. Ignoro cómo son. Antes de la guerra era comisionista de vinos en Méjico. Me embarqué con todos los franceses que vivíamos allá, y por milagro no nos apresó un corsario boche.

Allá voy á componer este zapato, que es cosa de mi incumbencia.» Y con unas comas, le clavó la z á la Paz, que tomó vuelo, y se fué á hacer cabriolas ante el Sustantivo Cañón, de quien dicen estaba perdidamente enamorada.

Palabra del Dia

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