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Actualizado: 13 de julio de 2025


»Mis contrariedades correspondientes llegué a tener dentro de ello, no te creas, y aun empecé a sentirlas un poco, porque los amigos no son de hierro, y papá no está ya, por falta de costumbre, para abusar de ciertas valentías; pero todo se fue venciendo con la mayor facilidad y hasta con ventajas para ; pues me he avezado a andar sola cuando no tengo quien me acompañe por estos despejados alrededores, y sola voy también con Leto en su yacht, cuando papá no se encuentra de humor para venirse con nosotros.

Cornias era sobrio de palabras naturalmente, y en aquella ocasión fue hasta mezquino; pero como aún tenía el susto bien patente y lo visto por los pescadores no se veía a todas horas en un yacht como aquél, de vuelta de un paseo por la mar, la mezquindad de las respuestas agravaba el aspecto del asunto.

Decía Pedro a su amigo que, por mala fortuna, habíase comprometido con su amigo lord S * para dar con él una vuelta en su yacht por el Mediterráneo; pero que, sin embargo, contaba con estar de vuelta en tiempo oportuno para asistir a la ceremonia nupcial, encargándole al propio tiempo que transmitiera sus respetuosos parabienes a la señorita de Sardonne.

Exactamente confirmó Leto ; y si usted continúa fijando la atención en ese ruido, llegará a oír conversaciones, y cantos a la sordina... y todo lo que usted quiera, hasta acabar por dormirse. Tras esto callaron todos por un buen rato, como si se tratara de poner a prueba las afirmaciones de Leto, mientras el yacht continuó deslizándose al mismo andar.

Tenía razón Leto al decir a Nieves que no le pidiera cortesías en cuanto empezara el barco a navegar: diez minutos después de decirlo, ya no estaba en casa; ya estaba fuera de mismo, de su naturaleza carnal y propia; ya era como el espíritu, el alma del barco que regía; el ser activo e inteligente se había infundido en la armazón y las lonas del yacht; no pensaba ni observaba ni sentía Leto Pérez como hombre, sino como barco; venía a ser a modo de yacht inteligente, o un ser racional con formas de balandro: lo que se quiera.

Ahora estamos en uno de esos paréntesis fastidiosos, o compases de espera, como los llama el comandante, que los deplora bastante menos que yo. Llevo tres días sin ver a los señores de Peleches más que un ratito al anochecer; y como las horas desocupadas se me hacen siglos y el tiempo está hermoso y los entretenimientos viejos del Casino no me satisfacen, el yacht lo paga.

Además, tenía deseos de que habláramos algo. Ya ve usted, después de lo sucedido, ¿qué cosa más natural? Y ese poco que habláramos, no había de ser a gritos delante de la gente, ¿verdad, Leto?... Pues cuénteme usted ahora todo lo que le ha pasado desde que nos despedimos en el yacht.

Un millonario bilbaíno puede gastarse dos o tres millones en un yacht y otros dos o tres en su palacio de Algorta; pero, ¿qué hace luego con los millones restantes? Hace poco se ha fundado aquí una Compañía para lograr que el kilo de merluza no cueste nunca mucho más de seis reales; pero, ¿dónde está la compañía que venda merluzas para millonarios a mil o a dos mil duros?

Teniéndolo en cuenta Leto, izó toda la lona; y navegando así como una exhalación, pudieron estimar Nieves y su padre lo merecido que tenía el hermoso yacht el nombre de Centella que le habían puesto. Esto ya es cosa muy diferente decía Bermúdez al llegar al muelle . Así ya se puede navegar a pierna suelta. Pues a me gusta más del otro modo contestó su hija . Tiene más lances.

Entonces gritó Leto a su edecán: ¡Cornias... a virar! ¡Salta escota foque! Obedeció Cornias en el aire; orzó Leto vigorosamente, y el yacht fue virando y enderezándose, hasta ponerse horizontal como le quería don Alejandro, y, según la lengua del oficio, a fil de roda, es decir, cara a cara con el viento.

Palabra del Dia

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