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Los La Fribourgére son nobleza de toga, y de toga muy corta... Mientras que los Olmutz, ¡diablo! esos son otra cosa; nobleza de espada. Su casa remonta al siglo XII, tachada solamente por un matrimonio desigual a mediados del XIV. Evidentemente dije con convicción; un parentesco así es honroso.

Las fiestas reales, en que con mayor o menor lucimiento se han lidiado toros para solemnizar algún suceso fausto y aumentar el regocijo público, están mencionadas en el libro del señor conde con escrupulosidad y con prueba de documentes fehacientes, desde las que hubo en el año de 1144 en León para celebrar las bodas de doña Urraca, hija del rey Alfonso VII, hasta las que hubo en Sevilla en 1877 para obsequiar al rey D. Alfonso XII.

Y la iglesia de San Estéban, así como la basílica del hijo de Clovis, habia sucedido á un templo pagano, levantado á Júpiter durante el reinado de Tiberio. Mucho despues, á mediados del siglo XII, un hombre ilustre, un oscuro hijo del pueblo que ganó la mitra á fuerza de talento, de virtudes y de piedad, Mauricio de Sully, concibió el pensamiento de construir la iglesia que ahora admiro.

Eduardo Böcking, en las notas al Teatro español, de Schlegel, nuevamente publicado por él, en cuya obra se reimprime también esa lección, ya citada, observa en la pág. XII, que mi obra, en su tomo I, páginas 352 y siguientes, y al tratar de las ocho comedias de Cervantes, conviene en todo con Schlegel, aunque sin nombrarlo.

Otra farsa, también de Carnaval, solemniza las paces ajustadas con Francia, ya en el año 1493, con Carlos VIII, ya en el de 1498, con Luis XII. Más invención dramática y más acertada elección del asunto observamos en dos églogas, que debieron juntas componer un todo, y sin duda se representaron sucesivamente. Ambas forman un pequeño drama lleno de vida y de gracia.

Debemos á Broussais el uso de esta sustancia como medicamento, ó, por mejor decir, á él debemos el rehabilitar su uso, porque Sethi, médico griego, le administró ya en el siglo XII contra las palpitaciones, y otros varios le imitaron antes de la escuela de Val-de-Grâce. § II. Efectos fisiológicos.

Es cierto que el estilo que hemos denominado bizantino y neo-griego, y que otros llaman románico y romano-bizantino, no empezó á prevalecer en la generalidad de los Estados europeos hasta el XI siglo, perpetuándose despues, en unos hasta fines del XII, en otros hasta el último tercio del siglo XIII, como sucedió en muchas provincias de España.

La regularidad de sus formas, compuesta como está de dos grandes calles rectas cortadas por siete ú ocho trasversales, le da un aspecto enteramente moderno, no obstante que data del siglo XII; y si sus numerosos edificios públicos, muy estimables y dignos de atencion, y sus elegantes casas modernas le dan un aire de bienestar y progreso muy simpático, su multitud de fábricas, su movimiento comercial y el de su gran estacion de ferrocarriles hacen comprender que allí reina la actividad de los negocios, aliándose muy bien con la pulcritud y la hermosura.

Hízose de rogar este cuanto sufría por una parte la prudencia y exigía por otra el decoro, y teniendo en cuenta sin duda que a buena hambre no hay pan duro, que a falta de pan buenas son tortas y que más vale pájaro en mano que buitre volando, marchó al fin resignado y majestuoso a representar en tierra extranjera la persona de Alfonso XII. Hubo también una dirección de segundo orden para el señor Pulido, y ofrecióse a Jacobo otra plenipotenciaría igual a la aceptada por Butrón.

Era el rey madrileño, el rey chispero, el de las corridas de toros y las patillas manolas: «¿Dónde vas Alfonso XII? ¿Dónde vas, triste de ticanta el coro infantil en el azul idilio de la tarde, mientras el rey galán, pálido y muriente, como un lis borbónico, que se marchita, se pierde por las avenidas, seguido de silenciosos cortesanos. El pueblo amaba al príncipe netamente español.