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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Las tiendas están abiertas hasta las tres de la tarde, y los rancheros, muy vestidos de limpio, luciendo la camisa planchada y azulosa, suben y bajan por las calles, llenan templos y tiendas, y a eso de las tres se vuelven a sus campos y a sus aldeas.
En este alto sentido, toda ascensión de las cosas hacia mayor bien y más perfecta vida toda evolución progresiva de cierto linaje de seres, dentro de un espacio marcado y de un período de tiempo mayor o menor, es una primavera. Las cosas, miradas en su totalidad, se mueven, sin duda, en círculo y vuelven al punto de donde partieron. En el todo no cabe progreso.
Ambos entonces, imitando a la zorra, y perdóneseme lo ruin de la comparación, dicen no están maduras, y se vuelven a la isla desierta, donde viven en soledad y conversación interior hasta que les llega el día de su glorioso tránsito, o sea de la muerte. Así, y no creo que muy libremente interpretada, es la novela filosófica de Tofail.
El bosque bravío cubre la capital de remotas épocas; pasa el cazador salvaje por donde en otro tiempo eran recibidos los caudillos vencedores con aparato de semidioses; pacen las ovejas y sopla el pastor en su caramillo sobre las ruinas que fueron tribuna de leyes muertas; vuelven a agruparse los hombres y surge la cabana, la aldea, el castillo, la fábrica, la ciudad enorme, y se repite lo mismo, siempre lo mismo, con una diferencia de centenares de siglos, como se repiten de unos hombres en otros iguales gestos, ideas y preocupaciones en el transcurso de unos cuantos años. ¡La rueda! ¡El eterno recomenzar de las cosas! ¡Y todas las criaturas del rebaño humano cambiando de aprisco, pero jamás de pastores! ¡y los pastores siempre eran los mismos, los muertos, los primeros que pensaron, y cuyo pensamiento primordial fue como el puñado de nieve que rueda y rueda por las pendientes, agrandándose, llevando adherido en su pegajosidad todo cuanto encuentra al paso!... Los hombres, orgullosos de su progreso material, de los juguetes mecánicos inventados para su bienestar, se creían libres, superiores al pasado, emancipados de la servidumbre original, ¡y todo cuanto decían se había dicho centenares de siglos antes, con diversas palabras!
comienza con una especie de grito de alegría. El la mira sonriendo, y Gertrudis, sonrojada, vuelve la cabeza. Sus voces se animan con vida extraordinaria; parece que los latidos de sus corazones acompañan sus acentos. Esas voces crecen y se elevan llevadas por la ola de su sangre, y después vuelven a apagarse, como si un dolor íntimo y profundo secara en ellos la fuente de la vida.
En esos días de noviembre, cuando vuelve la humedad y el dominio del gris; cuando vuelven las líneas vagas y borrosas y vuelve el silbar agudo del viento; cuando el arroyo Sorguiñ erreca semeja un torrente, entonces me gusta pasear por la playa y saturarme de la enorme melancolía del mar y empaparme en su gran tristeza.
Dotados de un carácter flexible y bastante novelero, si salen de su país intolerantes, extremosos y un tanto huraños, vuelven parisienses por los cuatro costados, olvidándose, por una metamorfosis completa, de la sencillez de sus costumbres primitivas.
Aquí también las plantas desnudas, los álamos, los chopos, las acacias y otros mil árboles de sombra vuelven a vestirse de hojas verdes, y florecen el almendro y la higuera y los demás frutales, y nos dan el fruto con la poesía de la esperanza.
Muy sencillo, de esta manera Tiene V. razon, era tan fácil y no habíamos sabido dar en ello. Está Aníbal á la víspera de un combate naval, da sus disposiciones, y entre tanto vuelven á bordo algunos soldados que llevan un gran número de vasos de barro bien tapados, cuyo contenido conocen muy pocos.
Las mujeres paren también sobre la ceniza: concluído el parto se bañan y vuelven á acostarse sobre ella y á cuidar de su hijo, el que cuando marchan lo llevan pendiente del cuello ó á la espalda, sostenido por un lienzo atado, ó por una corteza de árbol apoyada en la nuca. No se les conoce religión alguna. Comen puercos de monte, venados y raíces alimenticias; pero nunca lo verifica uno solo.
Palabra del Dia
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