Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de julio de 2025


EL VIZCONDE. ¡Por Dios, señora...! ¡Yo no me refería a usted...! Sin embargo, consiento en perder todos mis derechos a la corona de Portugal si la señora Grelou desciende a la piscina... ¡Mírela...! Se detiene junto a las mesas... Poco a poco se llega hasta Raúl, que charla con la señorita Fraicherose y le paga el te... ¡Porque Raúl paga...! ¡Usted es testigo de que paga...!

En suma, el Vizconde pudo hablar con Rafaela en medio de aquel bullicio, como si estuviesen ambos a solas. Aunque pequemos de entrometidos, acerquémonos al sofá del boudoir en que ambos están sentados y oigamos algo de lo que dicen. Sin duda habían hablado ya de muchas cosas, cuando Rafaela prosiguió diciendo: Ahora soy independiente y libre como el aire.

El Vizconde tuvo que irse después por donde había venido, con el contento de que se hubiese reanudado y estrechado tan dulce amistad, y con la melancolía de que fuese ya otra su forma, harto más sutil, depurada y etérea que en lo antiguo.

EUSTAQUIO. ¡Estos sentimientos le honran! ¡Nunca se debe buscar camorra al prójimo! Lo que se debe hacer es aprovechar las ocasiones que éste le ofrezca a uno para romperle las narices. ¡Eso es todo! EL VIZCONDE. ¡Usted hará de juez, caballero!

¿Y cuándo? dijo con ansia el Vizconde. Dentro de doce días, el 20 de este mes contestó ella , hasta entonces ni nos hablaremos ni nos veremos. ¿Y por qué tan largo plazo? exclamó él. Porque quiero dijo ella imitar con usted lo que hizo Ninon de Lenclos con el abate Gedoyn. ¿Y qué hizo Ninon con el abate? Aguardó para hacerle dichoso y le hizo dichoso el día de su cumpleaños.

El nombre haría muy mal papel sin la fortuna, amiga mía. Lo poco que yo tengo... Lo poco que tienes podría apenas bastar para tu hijo, pero de ningún modo para el vizconde de Candore. , pues, razonable, te lo ruego, y ten confianza en como yo en ti. ¿Piensas que te dejo con gusto, joven y bonita como eres, expuesta a todas las tentaciones del aislamiento? Yo no estoy sola.

Yo apruebo su elección, pues opino que no es posible hallar un hombre a la vez más inteligente, noble y rico que el vizconde de Mengis. Escuchaba estas palabras con asombro Antoñita, pero no sabia con qué razones interrumpirlas ni impugnarlas; sólo cuando Amaury hubo concluido pudo exclamar: ¡Casarme con el vizconde!... ¿Y por qué no? ¿A qué fingir así? dijo Amaury.

Pasado este incidente, advertido sólo por el vizconde de Goivoformoso y por los tres actores principales, empezó y transcurrió una época brillantísima para el hotel de los señores de Figueredo y famosa en los anales de la high life fluminense. Banquetes, animadas tertulias, bailes, lucidas cabalgatas y hasta giras de campo se sucedían con corta interrupción.

¿Para quién? preguntó el doctor mientras Amaury se afirmaba en su resolución, dirigiendo una larga mirada hacia el cementerio. Para el vizconde Raúl de Mengis dijo Amaury. Está bien dijo el doctor. La proposición es grave y merece tomarse en consideración. Volviéndose en seguida exclamó: ¡Antoñita! Esta abrió tímidamente la puerta.

La vizcondesa había estado arrodillada cerca de sin que la viese y advirtiendo cuando me levanté que dejaba el bolsillo se apresuró a recogerlo. ¡Lo que pudimos reír...! Al salir, en las escaleras de la iglesia tropezamos al marqués de Cabezón de la Sal, íntimo amigo del vizconde, y nos propuso dar una vuelta por la calle de Alcalá.

Palabra del Dia

ros

Otros Mirando