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Además, Salvatierra le había dado cartas para los amigos que tenía en Londres, todos polacos, rusos e italianos, refugiados allí porque en su tierra les querían mal; personajes que eran considerados por el capataz como seres poderosos cuya protección envolvería a su hijo mientras viviese.

Cuando algún imprudente tocaba este asunto en visita, todas ellas decían que mientras viviese su padre les costaría mucha pena el casarse; que les parecía cruel abandonar a un pobre anciano que tanto las quería y tanto se sacrificaba por ellas, etc... Aquí venía un elogio caluroso de las dotes espirituales de D. Cristóbal.

El italiano tomó un aire de hombre superior. Convendrá usted en que su casa no era la más adecuada para que viviese en ella tan gran señora. Yo, aunque no he estudiado, conozco los deberes de un hombre de buena educación, y por eso... Robledo levantó los hombros y siguió adelante, como si no quisiera escucharlo.

Cuando su hermana viviese en la fragua, Pepet iría a verla, y contaba adquirir de la munificencia de su cuñado, en estas visitas, un cuchillo tan famoso como el del abuelo, si es que el señor Pep perseveraba injustamente en negarle esta herencia gloriosa. El recuerdo de su padre pareció obscurecer las esperanzas del muchacho.

Pero descuidad, que la mitad de estos ducados que aquí llevo se la daré á mi madre y la otra mitad la agregaremos á los dineros que vos tengáis, para comprar el Galeón Amarillo que nos llevó á Burdeos y con él saldremos en busca del barón. ¡Buen Tristán! dijo Roger sonriéndose. Pero ¡ah! que si el barón viviese ya hubiéramos tenido nuevas suyas. ¿Qué villa es esa? preguntó poco después. ¡Romsey!

Cada cual que viviese en su esfera. El quería establecerse en Europa, disponiendo libremente de los bienes. Necesitaba volver á «su mundo». Desnoyers le miró frente á frente, viendo á un Karl desconocido, un Karl cuya existencia no había sospechado nunca cuando vivía bajo su protección, tímido y servil. También el francés creyó contemplar lo que le rodeaba bajo una nueva luz.

Sabe usted, yo quisiera que todo viviese, que todo comenzara a marchar, no dejar nada parado, empujar todo al movimiento, hombres, mujeres, negocios, máquinas, minas, nada quieto, nada inmóvil... Extrañas ideas murmuró Briones. Concluía el camino y comenzaban las sendas a dividirse y a subdividirse, escalando la altura.

Con mi mujercita estaría yo a gusto aunque viviese en una zahurda comiendo berzas y pan negro. Y al mismo tiempo se inclinó para besar sus cabellos. Hubo una larga pausa en que ambos parecían paladear su dicha enternecidos.

Y era verdad que lo único que empañaba la alegría del rústico millonario, era que no viviese el alto e imponente señor para darse el gusto de tratarle como un igual, coronando así el éxito de su asombrosa fortuna.

No se les caía de la boca la palabra cursi, aplicándola a este o aquel que no viviese inmergido en el mar de felicidades de la familia Pez; y al hablar de este modo no comprendían las tontuelas que ellas caían también debajo del fuero de la cursilería, porque esta es un modo social propio de todas las clases, y que nace del prurito de competencia con la clase inmediatamente superior.